Victoria por la mínima del Girona, en la ida de las semifinales del 'play off' de ascenso a Primera, ante el Almería. Un solitario gol de Stuani, de bella factura, rompió la igualdad al poco de comenzar el segundo tiempo.
El primer partido del 'play off' de ascenso a Primera cumplió con las expectativas. Nadie debía esperar un partidazo, de los que tienen al espectador imparcial pegado al asiento. Fue un encuentro tenso, y con un resultado corto, que no deja la vuelta para nada sentenciada, aunque sí encarrilada a favor del Girona.
Nadie quería cometer errores, y como resultado, el partido en general, salvo en contadas ocasiones, fluyó a un ritmo muy lento. Nadie arriesgaba, lo que volatilizó toda ocasión de peligro que mereciera tal nombre.
Pronto quedó claro que el Girona, pese a todo, iba a ser el equipo que marcase lo tiempos, y que el Almería, en cuyo banquillo debutaba José Gomes, estaba lleno de dudas, sobre todo a la hora de jugar con el balón.
Solo el Girona generó algo de peligro, pero, como ya hemos advertido, sin correr riesgos. Volcaba su juego por las bandas, con balones largos para sus carrileros, pero poco más.
El primer disparo digno de mención llegó en el 13', cuando Stuani, tras controlar con la mano un balón suelto en un córner, remató a la media vuelta, estrellando el esférico el el rostro de un rival y forzando un nuevo córner.
Poco después, en el 17', Borja García lo intentó con un tiro lejano y flojo, que no supuso problemas para Sivera. Y tras eso, el Girona se relajó un poco. Tomó aire, y dejó la responsabilidad al Almería.
Y eso evidenció el mayor problema que tiene ahora mismo este equipo: no sabe a qué juega. Sabe jugar al fútbol, eso está claro, pero su entrenador no ha sabido imponer su estilo. Tiene tres días para hacerlo, o lo va a pasar muy mal en la vuelta.
El Girona renació en la recta final del primer tiempo, con varios acercamiento de mucho peligro. Eso invitaba a creer que el gol estaba a punto de llegar, pero quien lo hizo fue el descanso.
Tras la pausa, el Almería salió con ímpetu renovado, lo que descolocó un poco al Girona. Tuvo una, otra, y, cuando mejor estaban los andaluces, llegó el gol del Girona.
Qué decimos gol, golazo. Porque fue una acción de las que no se ven a menudo. Fue una jugada a un toque, en torno al área de Sivera, que acabó remachando al fondo de las redes el de casi siempre, Cristhian Stuani.
El gol fue un mazazo para el Almería, que ni con los cambios, con los que renunció a la defensa de cinco, logró volver a dominar el encuentro como al principio del segundo tiempo.
El Girona estuvo incluso a punto de marcar un segundo tanto, pero ese gol, el que hubiera allanado aún más el camino a la final, no llegó. Ni tampoco el empate de un Almería que procedió a atacar con algo más de intención, pero sin demasiado convencimiento, sin poner en apuros a un Girona que no sufrió y que manejó bien los tiempos.
Se estrelló el Almería en los minutos finales ante un Girona que estaba sentenciar a la contra, pero que no pudo hacerlo. Al final resultado corto, pero favorable, por varias razones, al Girona. Primero, por el mero hecho de ganar; segundo, por no encajar en casa.
Todo se resolverá este domingo, en el estadio de los Juegos del Mediterráneo de Almería. El Girona viaja al sur de la Península con una mínima ventaja, que confía que sea suficienta para alcanzar la final.