El Girona estará en la final del 'play off' de ascenso a Primera División por tercera vez consecutiva. Lo hará tras remontar ante el Eibar el 0-1 de la ida. Borja García anotó el primer gol (golazo, más bien) de la tarde a los 48 segundos. Christian Stuani culminó la gesta en la prórroga. Oportunidad de oro para el equipo que más veces ha jugado esta fase sin conseguir nunca subir a la máxima categoría.
Eibar y Girona buscaban un hueco en la final del 'play off' de ascenso a Primera División en la que ya aguardaba el Tenerife, tras imponerse a Las Palmas en el duelo del otro lado. Un encuentor al que se llegaba tras el 0-1 de la ida, patrocinado por el golazo de Ager Aketxe.
"Pues quien a golazo mata, a golazo muere", debió pensar Borja García. Y es que el mediapunta madrileño tardó exactamente 48 segundos en tirar por tierra toda planificación posible. El ex del Córdoba cazó una volea tras un despeje defectuoso de la meta local que entró por la escuadra de Cantero.
Esta diana hacía pensar que se vendría un partido con multitud de ocasiones, jugadas preciosistas e intensidad a raudales. Para ser justos a la verdad, lo último sí lo tuvimos, pero no fue así con los dos primeros casos.
Y es que, con el empate global en la eliminatoria, ambos conjuntos decidieron centrarse en triangular en el centro del campo, pero con escasa mordiente ofensiva. El Eibar intentaba llegar mediante transiciones con el centro del campo, sin prácticamente usar las bandas.
Para ello, echaba mano de un Stoichkov por el que pasaban todos los balones, puesto que en sus pies la jugada tendía siempre a mejorar. Por su parte, el conjunto catalán se mantenía bien resguardado atrás, sin sufrir en exceso.
Con ello, y el cambio por lesión de Borja García, se llegó al descanso. La reanudación sí fue algo más movida. Cantero evitó el 0-2 nada más comenzar este período con una meritoria parada tras un cabezazo franco de Arnau Martínez.
Fue el golpe definitivo para que el equipo de Garitano terminase de despertar definitivamente. A partir de aquí, hubo una serie de minutos en los que fue un auténtico vendaval y arrinconó a su rival. Corpas tuvo una gran ocasión con un disparo, algo desequilibrado, que terminó pegando en el lateral de la red.
El juego directo y aéreo surtía efecto, puesto que se transformaba en ocasiones, como la que tuvo Blanco Leschuk de cabeza. Juan Carlos, muy atento, envió el cuero a saque de esquina. Cinco minutos después, el propio Juan Carlos volvió a salvar el empate tras un balón que pegó en la espalda de Valery y que no entró en propia meta por fortuna.
La última, y más clara, fue para Stoichkov. El mediapunta reventó el larguero en el minuto 88 con un potente disparo que, para más inri, botó justo en la línea. Con ello, se llegó a una prórroga que prometía emociones fuertes.
Fue otra vez nada más comenzar. No había transcurrido ni un minuto de prórroga. Christian Stuani cabeceó al fondo de las mallas, tras quedarse completamente solo en el área de meta.
El árbitro, a instancias de su asistente, dio fuera de juego. Sin embargo, el VAR lo corrigió: la posición del charrúa era legal, por lo que el 0-2 subió al marcador. Delirio absoluto en clave blanquirroja, hoy amarillo chillón.
Tras este gol, cabe destacar lo bien que el cuadro gerundense supo matar cada segundo de cada minuto. Entre la defensa contundente y el temple de Samu Sáiz, apenas tuvo opciones el Eibar. Un tímido cabezazo de Blanco Leschuk y poco más.
La segunda mitad de la prórroga fue un quiero y no puedo en el lado local. Entraron Quique González y Fernando Llorente y el área de Juan Carlos fue bombardeada por centros desde todos lados en busca de un cabezazo, un rebote o lo que tuviera que ser.
Pero no fue nada. Los vascos vieron con impotencia cómo su rival supo aguantar como gato panza arriba para lograr el pase a la final del 'play off', a la que llega por tercera vez consecutiva. Nueva oportunidad del Girona para asestar un golpe definitivo al fantasma del 'play off', que ya lleva demasiado tiempo vivo.