El Hapoel Katamon, un oasis de tolerancia en el avispero de Oriente Próximo

Juan Ribón hace 6 años 1.2k
El Hapoel Katamon es uno de los clubes más atípicos de Israel. Katamon

En estos turbulentos tiempos que corren parece difícil imaginar a judíos y musulmanes jugando juntos al fútbol, y celebrando juntos los goles de un mismo equipo. Eso ocurre nada menos que en Jerusalén, gracias al Hapoel Katamon.

El futbol en Israel está profundamente politizado. Partiendo de esa premisa, a nadie sorprende que haya equipos que no admitan a musulmanes en sus filas. Es el caso, por ejemplo, del Beitar de Jerusalén.

Las raíces del Katamon se pueden rastrear hasta los años 20 del Siglo XX, tocando techo en los años 80, cuando su rivalidad con el Beitar fue máxima. La rivalidad deportiva también resultó ser ideológica.

Sin embargo, el Hapoel Jerusalén, como se denominaba entonces el equipo, fue perdiendo fuelle, tocando fondo en 2007 con su descenso a Tercera División. Entonces parte de la masa social del club dijo 'basta'.

Un grupo de aficionados, encabezados por el periodista Uri Sheradski compraron un equipo amateur y nació el Hapoel Katamon, tras intentar infructuosamente comprar el Hapoel Jerusalén.

Los inicios no fueron fáciles, pero el Katamon acabó por refundarse, empezar de cero y jugar en Jerusalén. La reconciliación con el Hapoel Jerusalén terminó siendo imposible, y aunque algunos consideraron una traición la escisión del Katamon, pronto logró aglutinar a más aficionados que el propio equipo matriz.

¿Cómo fue posible ésto? Por la forma que tiene el Katamon de gestionarse. Para empezar, no se hacen distinciones por cuestión de religión o sexo. En el Katamon pueden jugar musulmanes sin ningún problema, y en sus escuelas de fútbol se enseña a niños y niñas por igual.

Los socios del club pagan una cuota a cambio de la cual tienen derecho a tener voz y voto en las decisiones importantes, e incluso ser elegidos como directivos. El club es de los socios, y no una empresa.

Por eso es habitual ver tantas iniciativas llevadas a cabo por el club. Porque cualquiera puede proponer lo que le parezca, y si se aprueba, se llevará a cabo.

Así, los banderines de los córner del Teddy Kollek tienen la bandera arcoíris cuando el Katamon juega como local. "Un aficionado llevó la bandera LGBT con el logo del equipo a un partido, la ondeó y un jugador del banquillo dijo que si ganaban correría con la bandera; ganaron y corrió", explicó Alon, un hincha del club, a 'VICE'.

"Semanas después, una iniciativa de otro aficionado propuso poner los banderines de esquina con la bandera LGBT. Luego hubo un torneo organizado junto a la comunidad homosexual", añadió.

El compromiso social del club afecta directamente a sus jugadores. Por contrato, deben dedicar cuatro horas mensuales a los jóvenes de alguna sección del club. Uri Sheratzki, periodista y fundador del club, asegura que los jugadores lo cumplen y lo respetan.

Los valores del equipo son envidiables: igualdad, juego limpio, no violencia. Valores que deberían ser intrínsecos al fútbol y que por desgracia cada día son más ignorados y olvidados.

El Katamon es una especie de suerte de St. Pauli a la israelí, con el extra de mérito que tiene el ser capaz de aglutinar a judíos y musulmanes bajo una misma bandera, con unos mismos colores, en una ciudad como es Jerusalén.

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