El liderazgo de un entrenador, la clave del éxito

Carlos Sanchez-Lafuente hace 6 años 313
Hoy en día, la relación entre entrenador y jugadores es crucial. AFP

La historia ha demostrado que un entrenador con un gran equipo, plagado de talentos, trabajando en un club con cultura e historia y con respaldo de la entidad y afición, no siempre consigue los resultados deseados. Porque un entrenador, antes que dirigir a genios del balón, tiene que gestionar personas.

Los futbolistas son personas y si el objetivo es sacar lo mejor de ellos, que trabajen en equipo y que el grupo tenga sinergia, el entrenador debe ser un gran gestor de grupos.

Hoy en día está muy de moda el término 'gestión de egos' y eso no es más que manejar con mano izquierda las difíciles personalidades de las estrellas de fútbol que se agrupan en un vestuario. 

Hay personas que tienen carisma, nacen o se forman para facilitar la comunicación con el grupo y, de forma natural y talentosa, conducen al jugador hacia el objetivo. Y lo hace sacando lo mejor que lleva dentro, no solo deportivamente hablando, sino en lo que se refiere a su implicación y compromiso.

Un técnico que dirige con eficacia un conjunto de futbolistas obtiene lo mejor de dicho grupo y eso se refleja en varias cosas.

- Repercute en beneficio del grupo. Aumenta el nivel de eficacia deportiva de cada uno de los jugadores y, por tanto, del grupo en general.

- Mejoran las relaciones personales con el grupo y entre los compañeros.

- Se establece un modelo basado en el respeto.

- El entrenador transmite entusiasmo y ganas de trabajar.

¿Cuáles son algunas de las directrices que debe seguir un buen entrenador a la hora de dirigir bien una plantilla? Pues bien, lo primero será tratar a los jugadores con respeto. Mandar siempre mensajes positivos a la plantilla. Es necesario trabajar la reflexión.

Siempre que tenga que corregir, debería centrarse en lo que se está haciendo mal, y no en la persona en cuestión. Plantear objetivos desafiantes y reforzar la idea de que se pueden alcanzar como equipo es crucial. 

Por último, aspectos como la empatía, ser claro y directo en la comunicación con los jugadores, escuchar lo que opinan, o los problemas de cada uno suman tienen importancia para hacer un grupo cohesionado. 

Por supuesto, el técnico también debe dar la cara por los jugadores. El grupo es responsable de los éxitos, pero también de los fracasos.

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