El miedo se apodera de San Siro

Poco a poco llega el tramo más importante de la temporada y ningún equipo se quiere dejar puntos, al menos por errores propios. Fue lo que ocurrió en San Siro en el que iba a ser el partido más emocionante, se quedó en un sueño que no se cumplió.

Se estudiaron y decidieron anularse mutuamente para no dejar correr a nadie. Y es que Milan y Juventus ofrecieron un espectáculo más visto a las 16.00 en España que esta temporada en Italia.

Szczesny y Maignan tuvieron poco trabajo este domingo. Vieron el partido como domingueros que se van a la playa sin más preocupación que ver a qué hora volver a casa.

Lo más destacado fue, de hecho, negativo. Zlatan Ibrahimovic tuvo que retirarse en la primera mitad por problemas en un tobillo, para desgracia de un Pioli que perdió a un hombre importante.

Hugo varias guerras de guerrilas en un San Siro con pobre entrada a causa del COVID-19. Muchas faltas, de las que no son merecedoras de tarjeta, para frenar todo atisbo de internadas.

Con Brahim desaparecido, con Dybala irreconocible, fueron los centrocampistas los que llevaron la manija del partido, eso sí, sin tener que llegar a tres cuartos de campo.

Fue un partido de Serie A de los de antaño, de los de ver solo y únicamente si eres seguidor de alguno de los dos equipos. Todo mientras el Nápoles y el Inter miraban el choque con un paquete de palomitas.