El Real Valladolid sufrió una contundente derrota en El Alcoraz, al caer por 3-2 ante la SD Huesca. El conjunto de Pacheta terminó condenado por un inicio de partido imperdonable, así como por la pasividad defensiva. Tercera derrota consecutiva lejos del José Zorrilla.
El Real Valladolid sufrió su tercera derrota consecutiva como visitante, demostrando que de esta forma el bajón de prestaciones que era ya consabido cada vez que juega lejos del José Zorrilla.
En este caso, la derrota se debería achacar a dos puntos bastante concretos: un inicio de partido manifiestamente mejorable, y un sistema defensivo endeble que le hace ser uno de los equipos que más goles encaja de la parte alta.
El primer gol del encuentro llegó a los 12 minutos. Ya había avisado la SD Huesca previamente, y tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Alfonso Gaich materializó su primera diana en España, y qué diana. El punta recogió el balón dentro del área y, de tacón, la colocó lejos de Roberto.
El tanto, lejos de espolear al cuadro visitante, lo hundió todavía más en su mar de dudas. Las piernas seguían flaqueando y los de Xisco olieron sangre. Nueve minutos después, Ignasi Miquel, completamente solo dentro del área, aprovechó un centro de Seaone para poner el 2-0 en el luminoso.
La empresa comenzaba a antojarse prácticamente imposible, ya no tanto por el resultado, sino por las sensaciones. Sin embargo, cosas del fútbol, los blanquivioletas comenzaron a hilvanar jugadas tímidamente y terminaron haciéndose con el control del balón.
Joaquín se quedó a centímetros de recortar distancias, pero su cabezazo lo detuvo Andrés Fernández, que comenzó con su recital, en la propia línea de gol. Instantes más tarde, Álvaro Aguado aprovechó un detalle técnico de Weissman para plantarse solo ante el propio Andrés, que volvió a despejar el cuero.
En la segunda mitad, el cuadro castellanoleonés siguió en su empeño de adelantar líneas y fruto de ello llegó el gol de Gonzalo Plata. El ecuatoriano, que estaba siendo de lo más potable de los suyos, terminó enviando al fondo de las mallas una jugada extrañísima en la que los visitantes tuvieron hasta tres ocasiones de gol.
El Valladolid comenzaba a creérselo, pero Seoane terminó de romper sus sueños. La pasividad defensiva estaba siendo la tónica habitual en el combinado del José Zorrilla. En esta ocasión, el mencionado centrocampista se aprovechó de ello para, tras un contraataque, plantarse solo ante Roberto y batirlo entre las piernas. El meta de Fuenlabrada tampoco tuvo su día.
De poco sirvió el golazo en el tiempo añadido de Kike Pérez, que la cogió en la frontal del área y la puso en la escuadra de Andrés. A la postre, un 3-2 que acerca a la SD Huesca a puestos de 'play off' y deja a los pucelanos quintos y con una semana de puente muy larga por delante.