El oro español en Barcelona 92 cumple un cuarto de siglo

Sergio Álvarez hace 6 años 1.1k
Los jugadores de la Selección Española celebran un tanto en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

El 8 de agosto de 1992, España se proclamó campeona del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Barcelona al derrotar en la final a Polonia por 3-2.

Era el oro más seguro para la delegación española. Pero, también por ello, el más complicado de conseguir. Y, por qué no decirlo, uno de los más bonitos de los que la delegación española consiguió en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

La Selección Española, dirigida por Vicente Miera, vivió una plácida fase de grupos, en la que tuvo el 'highlight' de derrotar a una Colombia capitaneada por un Asprilla que sólo un año después iba a humillar con los suyos a Argentina en el Monumental.

Los 'cafeteros' contaban con jugadores que serían estrellas unos años después, como Bermúdez, Gaviria, Harold Lozano, Aristizábal o el mencionado Asprilla, pero sucumbieron por 4-0 en el primer partido de una España que también ganó fácilmente a Egipto y a Catar por 2-0.

En los cruces, la durísima Italia de Antonioli, Favalli, Albertini, Dino Baggio y Melli, que se fue a casa gracias a un gol de Kiko, y la revelación, una Ghana que también hizo las maletas al encajar el resultado fetiche de España en aquellos Juegos Olímpicos, un nuevo 2-0.

Llegaba el 8 de agosto y, con él, la final de la competición, en un Camp Nou a reventar y que no volvería a acoger ningún partido de España. Enfrente estaba Polonia, una selección con escaso nombre, pero dispuesta a amargar el partido a los españoles.

Y a fe que lo hizo, pues sería Staniek el que abriría el marcador en el descuento de la primera mitad. El que más tarde sería jugador de Osasuna obligaba a remontar a una España que lo logró en apenas 5 minutos, los que fueron del 65 al 70, con los tantos de Abelardo y Kiko.

Pero la noche no estaba para confianzas y Kowalczyk, otro que pasaría por España en el Betis, subiría un empate al marcador que enviaba el choque a los penaltis a falta de un cuarto de hora.

Con el tiempo cumplido y España sin lograr acabar con la gran defensa de los centroeuropeos, Kiko aprovechó un balón suelto en un córner y llevó el delirio a la grada y a toda España. La medalla de oro más difícil ya estaba en casa.

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