El pacto para no bajar que acabó en desastre por 'culpa' del Madrid

Antonio M. García hace 5 años 42.3k
El Málaga terminó bajando a Segunda. Captura/Teledeporte

El 21 de abril de 1985 el Club Deportivo Málaga y el Real Betis se veían las caras en la última jornada de Liga. Ambos se jugaban el descenso y a ambos les venía bien un empate para mantener la categoría, siempre que el Madrid no perdiera ante el Hércules en el Santiago Bernabéu y el Sevilla hiciera lo propio ante el Valladolid.

Todavía se recuerda en Málaga aquella tarde de fútbol en La Rosaleda. Aficionados del club malacitano rompieron sus abonos en los aledaños de Martiricos tras un partido en el que la diosa fortuna no pasó cerca de la capital de la Costa del Sol.

Antonio Pérez-Gascón y Gerardo Martínez Retamero eran por aquel entonces los presidentes de Málaga y Betis, respectivamente. Dos amigos y compañeros en la Liga Profesional de Fútbol. Muchos aseguraron que los vieron comer juntos ese día, según informó 'Diario SUR'. Y es que la sombra del pacto sobrevolaba La Rosaleda.

No era para menos. Un empate mantenía con vida a los dos en Primera siempre que el Madrid no perdiera contra el Hércules en casa y el Sevilla mantuviera a raya al Valladolid. Pero ocurrieron las dos cosas y fue el Málaga el que terminó pagando el peaje y comprando billete a la Segunda División.

En todas las quinielas entraba que el equipo sevillista perdiera ante los pucelanos. Rivales acérrimos de los verdiblancos, y sin nada en juego, todo apuntaba a que el Valladolid terminaría llevándose el triunfo. Y así fue.

Lo que nadie se esperaba era que el Hércules sorprendiera al Madrid en el Santiago Bernabéu. Allí militaba por aquel entonces Juanito, malagueño y malaguista, que rompió la puerta del vestuario blanco tras el encuentro al entender que los blancos se habían dejado ganar por los alicantinos. 

Tan claro lo tenía la leyenda madridista que dos temporadas más tarde fichó por el Málaga dispuesto a liderar el retorno del equipo a Primera División. Lo pudo conseguir un año más tarde, enmendando aquella derrota del Real Madrid.

Volviendo al partido, los malaguistas se adelantaron a la salida del descanso conocedores de que los resultados lo mandaban a Segunda. Pero el Betis empató a los pocos minutos para certificar el que sería a la postre el 1-1 definitivo.

Así, los últimos minutos en La Rosaleda fueron una agonía. El Málaga, al que le costaba un mundo hacer un gol, era incapaz de generar peligro y, para más inri, ya sabía que tenía que marcar sí o sí al retrasar el comienzo del partido para conocer los resultados en el resto de estadios.

No hubo milagro y el malaguismo vivió un duro e inesperado descenso. Todo por un misterioso pacto que muchos protagonistras aseguran que nunca existió pero del que hoy día seguidores malaguistas se siguen acordando.

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