El que perdona, la paga

Juan Ribón hace 6 años 27k
Santi Mina sentenció el partido aprovechando un error de Víctor Sánchez. EFE

Durísimo castigo el recibido por un Espanyol que mereció, por momentos, ser el ganador de este partido. Pero el Valencia ha demostrado que, aunque no juegue de forma brillante, es segundo por méritos propios.

Espanyol y Valencia se citaron en Cornellà-El Prat mediada la tarde del domingo con un mismo objetivo, sumar tres puntos. Y sólo uno de los dos pareció intentarlo durante los primeros 45 minutos.

Porque aunque durante la primera parte el dominio fue alterándose de un equipo a otro, poco a poco el Espanyol se adueñó del partido. Fue, sobre todo, tras el cambio por lesión de Baptistao.

Entró Jurado y demostró estar especialmente inspirado, mareando a la zaga valencianista por su banda derecha. Piatti por la izquierda tampoco estuvo mal, y entre Sergio García, colocado entre los centrales, y Gerard Moreno, un poco por detrás, acosaron al Valencia.

Pasada la media hora tuvo una clarísima el Espanyol, cuando un remate de Gerard Moreno se estrelló en el poste. Reaccionó el Valencia, pero hoy no era el día de Rodrigo.

Al filo del descanso, otro tiro al palo del Espanyol. El Valencia se había salvado por la madera dos veces en diez minutos, y agradeció el descanso.

Tras el intermedio, era fácil pensar que reaccionaría el Valencia, y que el ritmo del Espanyol se cortase, pero nada más lejos de la realidad.

El Valencia parecía nervioso, ansioso, y no era capaz de terminar las jugadas de ataque, facilitando al Espanyol lanzarse al contragolpe y poner en apuros a Neto.

Además, ese nerviosismo se contagió a la defensa, y Lato estuvo a punto de regalar el gol al Espanyol, pero su portero, muy atento, evitó mayores problemas ante la llegada de Sergio García.

Pasada la hora de partido, el encuentro enloqueció. Gerard Moreno tuvo una muy clara, pero Neto volvió a evitar el gol. En esta jugada Murillo cayó lesionado, pero el Espanyol no tiró el balón fuera.

Para colmo, el colegiado, Hernández Hernández, no autorizó el cambio hasta casi cinco minutos más tarde. Dos sucesos que desquiciaron a Marcelino, y que le costaron al asturiano la expulsión.

Y, nada más cambiar a Murillo por Garay, llegó el gol que lo cambió todo. Estaba Kondogbia solísimo en la frontal del área de Pau, cuando recibió un mal despeje de la zaga 'perica', y no se lo pensó.

En la primera parte tuvo una similar, pero ahora nadie taponó su disparo. Hizo una comba perfecta, inalcanzable para un Pau que voló, pero no lo suficiente.

El gol dejó noqueado al Espanyol. Empezó a mostrar graves síntomas de agotamiento, y en los últimos veinte minutos se deshizo ante el empuje del Valencia, que volvió a creer en sí mismo.

La puntilla al partido le llegó en la recta final, cuando Víctor Sánchez quiso ceder a Pau un balón con el pecho. Se quedó corto, se le adelantó Santi Mina y fusiló para anotar el segundo.

En la primera parte el hoy lateral diestro estuvo a punto de hacer una similar, cediendo de cabeza a su portero, y obligándole a mandarla a córner. Mal, muy mal hoy en las dos jugadas que ha protagonizado.

Si el tanto de Kondogbia 'mató' al Espanyol, el de Santi Mina lo enterró. El Valencia pasó a jugar a placer y de no ser por Pau, el partido podría haber terminado en goleada, pero el portero espanyolista le quitó de la cabeza el tercero a Rodrigo a dos del final.

El añadido fue un trámite. El Espanyol quería que esto terminase cuanto antes, sintiéndose incapaz de hacer daño a este Valencia que es segundo sin brillo, pero por méritos propios. Y es que, ya saben, el que perdona, la paga.

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