El Sevilla igualó 2-2 frente al Paris Saint-Germain en un test más que serio de cara al inicio de la competición. Los goles de Rakitic y Óscar Rodríguez fueron contrarrestados por las dianas de Icardi y Nagera.
Sin Neymar, sin Mbappé... pero era el PSG. Un rival temible y que alineó sobre el césped a alguna de sus estrellas. Un test de nivel para un Sevilla que acarició el triunfo, pero que finalmente empató a dos goles en un encuentro del que Julen Lopetegui podrá extraer conclusiones más que positivas.
El inicio de partido fue tedioso, con ambos equipos sin demasiada mordiente. El Sevilla controlaba el balón y el PSG presionaba para tratar de incomodar un control hispalense que no se materializaba en problemas para la portería defendida por Keylor Navas.
De hecho, daba la sensación era que el cuadro parisino podía hacer mucho daño a la más mínima. En este sentido, después de adueñarse del timón del choque, Achraf aparecía como el arma más letal de su equipo. Sus subidas fueron un quebradero de cabeza para los chicos de Lopetegui y solo Bono y la fortuna evitaron el tanto del ex del Inter.
Tras algunos sustos, el conjunto hispalense volvió a poner algo de cloroformo al choque y ello le dio resultado, pues casi de la nada, tra sun gran pase al hueco entre los centrales, En-Nesyri sacó un penalti que Ivan Rakitic se encargaría de transformar para poner el 1-0 con el que el duelo se marchó al descanso.
La segunda parte trajo cambios en ambos equipos y también dejó un PSG mucho más dominante que casi obligó al Sevilla a asumir por necesidad un rol contragolpeador. En la primera acción del segundo tiempo, una magnífica acción coral conducida por el recién ingresado Kalimuendo finalizó con el empate de Icardi.
El cuadro de la Ciudad de la Luz estaba crecido y parecía que el segundo tanto parisino era cuestión de tiempo, pero el equipo de Lopetegui enganchó una contra de lujo que Óscar, con un disparo con rosca sensacional, convirtió en el 2-1 en el minuto 62.
El tanto minó un poco los ánimos de un PSG que, con Kalimuendo a la cabeza, buscó ya de manera algo más tímida y con menos peligro un empate que finalmente llegó en una acción inesperada, con los centrales del Sevilla dudando y regalando el tanto a Nagera sobre la bocina, antes de que los tres pitidos finales del colegiado certificasen un empate de prestigio para un Sevilla que sigue cogiendo ritmo para el inicio liguero.