El Sheffield United cumplió ante el Fylde, aunque sufrió más de lo esperado. Tras los tantos de Callum Robinson y Leon Clarke, Jordan Williams metió el miedo en el cuerpo en el Bramall Lane, aunque el crono terminó consumiéndose con el definitivo 2-1 en el marcador.
Qué manera de sufrir de este Sheffield United. Un partido, a priori, fácil para los de Chris Wilder en su feudo se convirtió en una pesadilla que terminó con el Bramall Lane mirando el crono.
Callum Robinson tan solo necesitó ocho minutos de partido para perforar los tres palos de Hornby y abrir el marcador, tras una gran jugada ofensiva de los locales.
El centro medido de Luke Freeman lo recogió en la frontal del área pequeña Robinson, que controló, se dio la media vuelta y superó sin problemas al meta rival con un disparo ajustado al palo izquierdo.
El segundo tanto del Sheffield estuvo cargado de emoción, ya que el juez de línea levantó el banderín anulando la diana, pero el VAR rectificó la jugada y terminó dando como legal el gol de Leon Clarke.
Cuando el crono se asomaba a los últimos diez minutos de partido, Jordan Williams anotó el tanto del honor del Fylde, un gol que metió el miedo en el cuerpo del Sheffield United, mientras Verrips sacaba el balón de su portería pidiendo calma.
Pero el 2-1 se impuso en el luminoso sin tiempo para más y el Sheffield respiró aliviado tras el pitido final del partido, el que le daba el pase a los dieciseisavos de final de la FA Cup.