No fue el CSKA de Moscú sino el Spartak el que en 1990-91 asombró al mundo del fútbol dejando en la cuneta a los blancos en los cuartos de final de la Copa de Europa. ¡Y lo hizo derrotándolos en su propio feudo!
El Real Madrid-CSKA de Moscú de la última jornada de Champions League prácticamente no tendrá nada en juego. No al menos para los locales, que vieron comprometida su clasificación precisamente después de caer en Rusia y reaccionaron desde entonces.
El CSKA, que llegó a liderar entonces el grupo, es el único que se juega algo. Con el Real Madrid ya primero y la Roma segunda, los rusos se disputarán el pase a la Europa League con el Viktoria Plzen, equipo que depende de sí mismo y que tiene el golaverage ganado a los de Goncharenko.
Para seguir con su andadura en Europa, los moscovitas tendrán que ganar y esperar un tropiezo del Viktoria Plzen en casa. Podría valerles con un empate, siempre y cuando la Roma, sin nada en juego, se imponga en la República Checa.
La tarea de ganar en el Bernabéu, complicada de antemano, se convertiría en casi una hazaña para el CSKA, pues el Real Madrid prácticamente no ha perdido nunca en casa ante un equipo ruso.
De sus diez partidos ante rivales del país ex soviético, el conjunto 'merengue' ha ganado ocho, en tanto que ha empatado otro y sólo ha perdido uno.
Aquel Spartak irrepetible
Un encuentro, eso sí, que está marcado en la retina de los aficionados más vetustos. Tuvo lugar en la campaña 1990-91, en los cuartos de final de la Copa de Europa. Entonces, el Real Madrid había vuelto con un 0-0 de Moscú en el zurrón y todo parecía de cara para que en casa sentenciara el pase a las semifinales.
Sin embargo, el choque del Bernabéu fue una pesadilla para aquella plantilla blanca, dirigida por el legendario Alfredo Di Stéfano. Los 'merengues' se adelantarían pronto gracias a Butragueño, en el minuto nueve, pero el Spartak de Moscú comenzó a poner casi imposible la eliminatoria con un doblete de Radchenko en la primera mitad.
La segunda, con el Real Madrid volcado, aún dejaría un tanto más para los moscovitas, conseguido por Shmarov al contragolpe.
Fue aquel Spartak de Moscú un equipo histórico, que reunió lo mejor del fútbol soviético. Con Cherchesov, ahora seleccionador, en la portería, y con futbolistas que enseguida dieron el salto a varios equipos de Europa como Kulkov, Shalimov, Popov, Karpin, Radchenko o Mostovoi, que no disputó el choque de vuelta.
La hazaña rusa, que sumió en una grave crisis a los blancos, no encontró continuidad después, pues el Spartak cayó en semifinales ante el Olympique de Marsella de los millones y de Bernard Tapie. Eso sí, sirvió para que Rusia conquistara por primera vez el Bernabéu y tuviera un partido con el que soñar cada vez que visitara la capital de España. Desde entonces, los rusos no han vuelto a repetir.