El partido de hoy nos ha demostrado lo importante que es hacer bien los cambios. Mientras el Anderlecht, anulado en la primera mitad, acertó de lleno con los suyos, Mourinho desestabilizó a su equipo y concedió el empate.
La victoria parecía asegurada para los pupilos del de Setúbal, pero a la hora de partido todo empezó a torcerse. Veamos cómo se llegó a esta situación.
El Anderlecht salió al campo muy bravo. Apretaba y buscaba un gol, pero pronto, muy pronto, el Manchester United hizo valer su superioridad teórica y la llevó a la práctica.
Ya avisó con un tiro al palo de Lingard, y al Anderlecht le salvó que sus centrales estuvieron finos y su portero, el meta español Rubén, pletórico.
Sin embargo, tanto fue el cántaro a la fuente, que el gol terminó por llegar. Apertura de Ibra para que Valencia la pusiera al corazón del área. La remató Rashford pero apareció el héroe local una vez más.
Rubén, pese a todo, demasiado hizo con detener ese disparo. El rechace le cayó a Mkhitaryan y, casi sin ángulo, la clavó dentro.
Este gol hizo justicia a lo visto desde el minuto 10-15, aproximadamente, y el United lo hizo valer hasta el descanso.
Tuvo ocasiones para cerrar el partido, y quizá la eliminatoria, pero no era el día de sus delanteros. El 0-1 fue el resultado con el que nos fuimos al intermedio.
A la vuelta todo cambió. El Anderlecht salió más vivo y, aunque el United supo contener ese ímpetu, terminó por ceder.
Se notaron especialmente los cambios. El Anderlecht metió a Chipciu, Hanni y Teodorczyk de forma escalonada, una vez Mourinho movió ficha.
Su error empezó por sentar a Lingard. No estuvo fino, pero Martial lo que estuvo fue desaparecido. Buscó amarrar el resultado metiendo a Fellaini por un Rashford que peleaba cada balón como si estuviera en el descuento e hiciera falta un gol.
Ahí se descompuso el United, no por demérito de los jugadores, sino porque el Anderlecht se lo creyó. La aportación ofensiva de los 'red devils' se redujo y los belgas se vinieron arriba.
Y de nuevo, tanto fue el cántaro a la fuente, que Dendoncker lo reventó con un testarazo imparable. Cara de póker de Mourinho del 85 al final.
Se le había escapado el triunfo por una mala planificación táctica y lo sabía. La ventaja para Old Trafford es mínima, pero claro, siempre podría ser peor.