Los árbitros de Primera y Segunda División deben pasar unas primeras pruebas físicas (apto/no apto) para evaluar su estado físico tras el parón veraniego. A lo largo de la temporada tendrán lugar varias pruebas más con el objetivo de mantenerlos en buena forma física.
Los colegiados españoles también son élite deportiva y lo demuestran en sus pruebas físicas. Para poder cumplir con el exigente trabajo y la presión que supone ser juez de la mejor liga del mundo en la que juegan los mejores futbolistas del mundo, es imprescindible mantener una forma física casi al nivel de los propios jugadores.
Para ello deben superar una serie de exigentes pruebas físicas que indicaran si cada árbitro es apto o no para ejercer el arbitraje. Dichas pruebas son:
-Prueba de velocidad: consiste en hacer 6 series de 40 metros en el menor tiempo posible (el tiempo depende de la categoría, normalmente en menos de 6 segundos cada serie) y con un descanso entre series de 1 minuto y medio.
-Prueba de resistencia: consiste en realizar un mínimo de 10 vueltas a una pista de atletismo o 13 para conseguir ascensos de categoría. El árbitro debe correr 150 metros en 30" y 50 metros en 35" andando, repitiendo dicha secuencia hasta completar las 10 vueltas. El árbitro que no entre en las caminatas en el momento del pitido de los tiempos estipulados, estará fuera de la prueba. Esta prueba puede variar en una serie única de 2.000m.
-Prueba de campo: El árbitro deberá, en un terreno de un cuadrado de 50 x 50 metros, realizar una secuencia de carreras cortas con cambios de dirección que consitirá en: correr una diagonal frontalmente, luego carreras laterales, harán un zig zag de conos, de nuevo una carrera diagonal frontal y se terminará de espaldas. El tiempo máximo para esta prueba será de 54 segundos.
En el caso de que un árbitro no supere las pruebas físicas será calificado como 'no apto' y no será designado para dirigir ningún partido hasta que supere las pruebas en la convocatoria extraordinaria.
El estado físico de un árbitro es importante para el correcto desarrollo del juego, pero además, un árbitro también tiene que estar bien preparado psicológicamente.