Su paso fue breve, pero difícilmente olvidable. Al menos, mientras no llegue otro paisano a España. Su nacionalidad era danesa, aunque había nacido en la pequeña Nuuk, la capital de Groenlandia, que cuenta con algo más de 16.000 habitantes.
La calidad de este centrocampista estaba fuera de toda duda. De hecho, como internacional danés estaba más que reconocido. Por eso lo fichó el Atlético de Madrid de las filas del Birmingham, al que había llegado tras pasar previamente por Ajax y Chelsea.
Eso sí, únicamente firmó un gol en los 16 partidos que disputó con la zamarra rojiblanca. Y es que no cuajó. Antes de cumplir siquiera un año en el Calderón, fue vendido al Stuttgart.
Lo último que se conoce de él es como futbolista en una liga amateru de Dinamarca, función que compaginaba con la de comentarista televisivo.
Hace casi un año, Gronkjaer admitió que se había equivocado al abandonar el Atlético de Madrid.