El fin de semana empezaba con cuatro goles de distancia entre el argentino y el francés, pero no acabará así. En un duelo menos desigual de lo que decía ese dato. Porque Messi tenía más goles y el francés, más oportunidades para cazarle.
El Eibar es el último tren del rosarino para marcar. Y parece que le hará falta si quiere estar tranquilo viendo la actitud de Mbappé contra el Dijon, al que castigó con contundencia y continuos disparos a puerta.
Antes de abrir su festival anotador, ya había topado con el larguero. Pero el joven campeón del mundo dejó claro que iba a hacer todo lo posible. Su primer tanto, el tercero del PSG, lo demostró bien. Tras el remate de Cavani que sacó un defensa casi bajo palos, apareció como una locomotora para llegar antes que el portero y remachar a gol.
Una jugada digna de un tipo con hambre por marcar. Ahí se colocaba a tres tantos de Messi. Pero solo se había disputado la primera parte.
En la reanudación, otro tanto de Mbappé. Este mucho mejor, para recordar también la velocidad y la calidad que atesora. Tiró un buen desmarque, recibió en largo, se plantó ante el portero y lo sorteó con una sutil vaselina por encima.
Ese era el que hacía 32 tantos en Liga, para hacer más tirano su 'Pichichi' y mandarle un mensaje a Messi de que no se quede tranquilo ni mucho menos.