Hoy es una estrella del Nápoles que no para de acumular elogios, aunque no tuvo facilidades el atacante italiano para llegar hasta la élite. Quizá ahora haya alguien en el club milanés tirándose de los pelos.
El canterano partenopeo debutó en la élite en 2010, pero eso no le significó el éxito inmediato. Tuvo que salir cedido a la tercera italiana, con el Cavese y el Foggia, y luego militó en el Pescara, en la Serie B. Pero antes de todo ese nomadismo está la curiosa anécdota con el conjunto 'neroazurro'.
Antes de eso, cuando era un pipiolo de la escuela de fútbol de Olimpia Sant'Arpino, dos grandes clubes estuvieron mirándole. Se trataba del Inter y el Torino, que vieron en él grandes condiciones, pero también un tremendo hándicap: sólo medía 1,63. Así que lo rechazaron.
"Torino e Inter hicieron el negocio de su vida al descartar a Insigne por su altura. El Nápoles aprovechó la situación y, cuando firmó, les dije: ‘Os estoy dando al nuevo Maradona", explicó Orazio Vitale, presidente de ese club de formación, a Radio Punto Zero.
Para su primer presidente, Insigne "ha sido siempre un muchacho humilde, el fútbol es su vida. No tenía ningún problema con los jugadores. Le respetaban todos. Cuando tenía 7 años, los otros niños ya querían hacerse fotos con él. Se intuía que era un predestinado. Sarri le ha dado confianza y es el mejor jugador italiano".
Insigne no estará en el Mundial, aunque puede vivir un momento único si se proclama campeón de la Serie A con el Nápoles, que marcha en cabeza por encima de la Juventus.