Catar ya no es el principal destino para el fútbol de las grandes ligas que deja Europa en Oriente Medio. Lo es Arabia Saudí. La evidencia está en el informe que la FIFA publicó hace tan solo unos días sobre el movimiento de jugadores y de dinero en el universo balompédico en 2023. La apuesta del Fondo de Inversión Público Saudí por el Al Hilal, el Al Ahli, el Al Nassr y el Al Ittihad ha causado tal impacto que ha bloqueado las cuatro primeras plazas de clubes que más poder económico emplearon en Asia.
Las cuatro cabezas del plan de la Corona recién mencionadas, justamente en el orden escrito, han desbancado a los representantes cataríes, que, incluso cuando superan a los saudíes en gasto bruto, no lo hacen en repercusión. Véase el caso del Al Arabi o el Al Rayyan, que figuran por delante del Al Ettifaq y, aun así, no cuentan con jugadores que hayan desplazado de la prensa el protagonismo que supone contar con Steven Gerrard o con Jordan Henderson antes de que se arrepintiera y fichara por el Ajax.
Las figuras reconocidas en el Viejo Continente, que, al fin y al cabo, es cuna y sede de la faceta más exigente del deporte rey, han ido desapareciendo del país en el que comenzó su carrera como entrenador Xavi Hernández. De las entidades enunciadas en el párrafo anterior, al lector solo le sonará uno de los delanteros del Al Rayyan, Rodrigo Moreno, que estuvo un tiempo en el Valencia, llegó a sonar para el Real Madrid, donde se formó, y terminó disipándose en el Leeds United antes de mudarse a esta exótica aventura.
Su compañero más reconocible es Sofiane Boufal, que vistió las camisetas del Angers y el Lille en Francia, el Southampton en Inglaterra y el Celta de Vigo en España. Para encontrar otros nombres con solera en la Liga de Catar, hay que abandonar el 'top' de equipos que más han invertido en fichajes y trasladarse al Al Duhail de Christophe Galtier -extécnico del PSG-, que no encuentra la manera de que sus resultados sean buenos a pesar de que presume de contar con Philippe Coutinho en su centro del campo.
Otro conjunto con un especialista en la medular 'top' o que, al menos, era 'top', es el Al Arabi, con Marco Verratti en sus filas. El otrora compañero de Kylian Mbappé y compañía comparte vestuario con Rafinha, que hace tiempo que tiró la toalla de las grandes ligas tras un periplo de tan solo media temporada en la Real Sociedad. En Arabia Saudí, esta sensación de que los 'cracks' están salpicados es bien diferente.
Su proceso, el de moda, el que lleva cambiando las normas del tablero desde que Cristiano Ronaldo abrió la veda al firmar con el Al Nassr, no solo sigue vigente, sino que es candente. Después de la 'escapada' de Henderson, el Al Ettifaq reaccionó haciéndose con Álvaro Medrán, que se desarrolló en el Real Madrid. El Al Shabab, que perdió a Éver Banega porque quería volver a Argentina para jugar con Newell's, se recuperó con Ivan Rakitic, cuya etapa en el Sevilla acaba de terminar.
Este flujo bombea la posición predominante de los saudíes en Oriente Medio, lo que ha separado un poco del foco a los jefes cataríes, que, probablemente, recelarán de este cambio en las tornas. De ahí que sea tan importante avanzar en la Copa Asia, para confirmar que, aunque la pléyade de estrellas -o exestrellas, como prefiera el aficionado- con destino a las afueras del Golfo Pérsico ha cambiado de pista de aterrizaje, son sus mimbres los más sólidos.
Aquí es donde entran las 'semis'
Aquí es donde entran las 'semis'. Con el desplazamiento de Catar del foco de Oriente Medio en favor de Arabia Saudí, la eliminatoria contra Irán se presenta fundamental para dar un golpe sobre la mesa tras la caída de los de Roberto Mancini en octavos de final frente a Corea del Sur. La decepción, producida en tanda de penaltis, facilitó una imagen de hartazgo del exseleccionador de Italia, que se fue al vestuario antes de los últimos lanzamientos y alegó, más tarde, que no se había dado cuenta.
Ya en sus primeros días al cargo, sufrió un revés en su debut, un 1-3 encajado ante Costa Rica en Saint James Park, el estadio del Newcastle, que llevó a sus jefes a ordenarle no salir a rueda de prensa. Como se trataba de un amistoso, no había obligatoreidad por parte de los organizadores y el traspiés se gestionó entre bambalinas. Pasado cerca de medio año, esa sensación de que el estratega no quiere -o debe- exponerse mucho cuando se dan sobresaltos continúa en liza.
Catar, en cambio, ganó al Líbano por 3-0, a Tayikistán por 0-1, a China por 1-0, a Palestina por 2-1 y a Uzbekistán por 3-2 desde los once metros tras empatar 1-1. Su camino hacia un trofeo que, antes del comienzo de la competición, parecía destinado tan solo a Japón, está señalándolo como un combinado nacional al que prestar mucha atención, máxime cuando los nipones ya fueron apeados por Irán en los cuartos de final.
Jordania apeó a Surcorea en el otro lado del cuadro y, ahora, espera rival en la final. En caso de que los de 'Tintín' Márquez progresen, serán los principales indicados a sumar el galardón a sus vitrinas. Y, si todo acaba como el estratega español desea y ya habrá dibujado en su pizarra, su Federación sonreirá orgullosa por haber dado un golpe sobre la mesa de Oriente Medio, esa mesa tan pendiente de Arabia Saudí últimamente.