Arrancó el juicio para los cuatro futbolistas de Vélez Sarsfield acusados de un delito de abuso sexual. La declaración de la denunciante contrasta con la de los jugadores implicados.
La jueza decretó prisión preventiva para Florentín, Cufré y Osorio en la sesión del miércoles, que duró más de 10 horas. Durante el proceso, Sosa sí que podía quedar en libertad. Los cuatro están en juicio por supuesto abuso sexual a la denunciante, que asegura que sufrió abusos sexuales durante la noche del 3 de marzo, después del partido entre Atlético Tucumán y Vélez Sarsfield, en un hotel céntrico de la ciudad.
'TNT Sports' ha tenido acceso a las declaraciones de ambas partes. En el caso de la denunciante, esta subraya una y otra vez que las relaciones no fueron consentidas y que, con el paso de los días, fue consciente de la gravedad de lo que había vivido aquella noche. Los futbolistas, por el contrario, sostienen que no hicieron nada contra su voluntad.
“Primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas, me parece una locura. Tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, con un 'arco' de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas", inició.
“Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats. Ese teléfono no es mío, los mensajes no salen de mi teléfono tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola, ni siquiera comprar un libro a una tienda, por las miradas de la gente. Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y, sobre todo, las ganas de vivir, pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia", añadió.
Sí fue a la quedada, pero no en lo que se transformó: “Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, yo en ningún momento digo sí ‘fiesta loca para todos’. Nunca fueron mis palabras. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje que yo estas cosas las hago sola, yo me refiero a que yo siempre, siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir. Para lo que sea, yo me manejo sola y en privado. Tucumán es muy chico y yo nunca en mi vida he querido que mi vida deportiva, mi vida periodística, mi vida privada, lo que sea, se confunda con este hecho, como hacen creer aquí. Yo dí mi consentimiento para ir voluntariamente, pero todo lo que pasó después no estuvo consentido".
"Es al otro día a la tarde cuando tengo la cabeza fría y empiezo a recordar lo que me habían hecho. Ahí mi cabeza era otra y yo dimensiono lo que me hicieron. Y un detalle no menor, Sosa me habla en dos momentos. Me empieza a decir Sebastián Sosa, que en mi recuerdos estaba dormido, que él me vio bien, que yo siempre estuve bien. Entonces, ¿en qué quedamos? Era un espectador de lujo de lo que me hacían las otras tres personas, en momentos alternados, o él dormía, como mis recuerdos me decían", atajó sobre Sosa, uno de los implicados.
“Yo no estaba en mis cabales, en ningún momento estuve 100% lúcida. La cabeza por momentos me respondía, pero el cuerpo no. Ninguna víctima habla en el momento, esto es sabido, que a todas nos lleva un tiempo y un proceso hacerlo. Yo fui a trabajar el lunes y martes. Incluido el miércoles. No porque estuviese bien, fue un mecanismo de defensa. De decir 'bueno, intento seguir'. Obviamente no pude seguir y fue palpable para mis compañeras de trabajo que yo no estaba bien y que algo me había pasado”, explicó la denunciante sobre los días de margen hasta el momento de la querella.
“Por supuesto que me culpo todos los días por no haberme ido de ahí, absolutamente todos los días de mi vida. Ninguno estuvo ahí y sabe lo que yo viví y lo que sentí en ese momento, entonces no voy a permitir que se me cuestione. Me pueden escuchar, yo estoy con mucha fuerza, estoy muy entera, pero les aseguro que no es así, por dentro el alma está desgarrada. He bajado muchísimo de peso, porque la angustia es tanta que no puedo comer, no puedo ir ni siquiera al gimnasio a despejar la cabeza porque la gente me mira. No puedo respirar si me acuesto de costado o boca abajo. Y ni hablar de todas las cosas que me llegan por las redes sociales, que son horripilantes, no me animo ni siquiera a reproducirlas porque me duele imaginar que esas cosas me las están diciendo a mí", añadió.
José Ignacio Florentín, uno de los acusados, tomó la palabra: "Mientras estábamos bebiendo, ella se levantó para ir al baño porque quería ducharse. Nos miramos sorprendidos. Fue a ducharse y salió con un corpiño. La tenía de frente, vino y se sentó en la cama de al lado. Se dio la vuelta y empezamos a besarnos. Uno de los chicos apagó la tele y nos quedamos a oscuras. Me tocaba y yo la tocaba por debajo de la ropa, luego se quitó el 'short' y nos acostamos. Empezamos a tener relaciones. No fue tan largo porque acabé muy rápido, tengo ese problema. Me fui al baño y me quedé un buen rato, tenía un poco de vergüenza de lo que pasó".
"Nunca se escuchó un 'no' o 'para'. Tengo dos hijas pequeñas y habría intervenido de haber escuchado algo", aseguró Brian Cufré, otro de los señalados en esta causa. "Yo no estaba convencido de si quería hacer eso. No tenía ganas de tener relaciones con ella y la abracé. Estaba inhibido al ver que había estado con dos compañeros. Pasa ese momento, seguimos hablando y suena la alarma. Luego, se levantó y empezó a buscar sus cosas", aseguró Abiel Osorio.