Klopp atropella al Manchester City

José Luis Malo hace 6 años 28.8k
Gran victoria del Liverpool sobre el City pese al susto final. EFE

En el primer partido sin Coutinho, el Liverpool fue un equipo volcánico que desarmó al equipo de Guardiola desde el primer minuto. El tridente 'red' jugueteó con Otamendi y Stones, ayer negados.

Se acabó la imbatibilidad del City. No se trata de un accidente ni de un mal día ante puerta. Fue un atropello en toda regla. Doloroso y súbito. Sin consecuencias en la clasificación, pero con acuse de recibo en el honor 'citizen'. Sabía Guardiola que Anfield es severo tribunal del fútbol. Y tanto que lo fue. Los férreos méritos de toda la temporada fueron porcelana en diez minutos mágicos del tridente de Klopp. Hubo siesta final de la zaga local para que Bernardo Silva y Gündogan aportaran máxima emoción. Fue solo para poner broche de oro a un encuentro a la altura de lo que se esperaba. Pero Klopp venció a lo grande.    

¿Coutinho? ¿Quién es Coutinho?, debieron preguntarse en Anfield. Porque los delanteros del Liverpool tiraron de sus mejores galas en el estreno de la vida sin el brasileño. La potencia desbordante de Mané, la astucia de Salah y el oportunismo de Firmino concurrieron del minuto 59 al 68. En ese tramo, el juego 'red' fue una incontenible actividad sísmica. La defensa del City puso la falla. Y los fallos. Primero Stones, defendiendo como un infantil ante Firmino, que le dejó atrás con garra y a Ederson le pintó una vaselina tremenda

Mané, que se pasó el partido cabalgando, se topó con la madera un minuto después. Sin tiempo para la repetición, mandó un obús a la escuadra del City y puso la cara de Otamendi colorada. 

Ederson, que había dejado alguna parada interesante, se unió al cortocircuito con un despeje fallido casi a la medular, donde Salah se vistió de faraón para marcar con un tiro desde más de 40 metros que convirtió Anfield en un manicomio. 

Esa sensación de equipo al que no se le puede meter mano no estuvo presente en ningún momento. El técnico del Liverpool transfundió 'kloppina' a la sangre de los suyos. Como si fuera una final, un partido sin revancha. Se notó desde el primer minuto y cristalizó a los diez. Lo hizo Oxlade-Chamberlain en la mejor jugada que se le recuerda a las órdenes de Klopp. Robó, cabalgó, disfrutó de la ausencia de oposición. Y convirtió su pierna derecha en un látigo. 

Susto final 

Sin rastro del buen juego 'citizen', Sané se animó en solitario. Y encontró premio. Sorteó bien a Gómez y recordó que no estaba Mignolet, porque Karius vendió demasiado barato su poste. El empate no era justo sino un aviso de que al City hay que darle bien fuerte para tumbarlo. 

El 4-1 parecía conseguirlo. Pero Gündogan y Bernardo Silva recordaron que el equipo aún no estaba suficientes metros bajo tierra. No peligró el triunfo del Liverpool, pero queda mucho más bonito un 4-3 en el electrónico. Y es que los Klopp-Guardiola se escriben así, son una moneda al aire. Tú me metes cinco en tu casa, yo cuatro en la mía. Como partidas de ajedrez en Central Park. 

El partido comenzó con un minuto de aplausos para Tommy Lawrence, fallecido estos días, y acabó con un minuto de silencio por la imbatibilidad del City. Queda la verdad en Champions. A esos exámenes deberá llevarse esta lección el líder. 

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