La auténtica pasarela de Milán

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El Milan es una picadora de entrenadores. EFE/AFP/Archivo

El auténtico desfile en la capital lombarda no se produce durante la Semana de la Moda. Ocurre cada cierto tiempo en las oficinas del AC Milan. Desde la marcha de Massimiliano Allegri, en enero de 2014, seis entrenadores (y dos interinos) han pasado por el banquillo 'rossonero'.

Allegri fue el último entrenador en aguantar más de dos temporadas en el banquillo del Milan. Accedió al cargo al comienzo de la 2010-11, y fue despedido en enero de 2014, con el equipo en undécima posición. Ganó una Serie A, el año de su debut, y la Supercopa al año siguiente.

Desde su marcha, el Milan ha sufrido una sequía de títulos sin igual. Han pasado seis entrenadores en cinco años para ganar únicamente una Supercoppa de Italia, un título que además disputó como subcampeón del torneo copero anterior.

A Allegri le suplió el ex futbolista Mauro Tassotti, quien únicamente dirigió al Milan en un encuentro. Rápidamente la directiva 'rossonera' confió en otro ex, Clarence Seedorf, para dirigir al equipo.

Se había retirado oficialmente dos días antes de asumir el cargo, y la apuesta fue completamente fallida. El Milan remontó, pero no lo suficiente. Acabó octavo, fuera de Europa. Promedió 1,59 puntos por partido, muy por debajo de los 1,81 de Allegri.

Tras Seedorf, el Milan apostó por Filippo Inzaghi. El mayor de los hermanos ex futbolistas dirigía al juvenil del Milan cuando le llegó la oportunidad de ponerse a los mandos del primer equipo.

Duró una temporada. 40 partidos en los que promedió 1,38 puntos. El Milan quedó décimo, y huelga decir que de nuevo fuera de Europa. Su hermano tardía algo más en dar el salto a la élite de los banquillos italianos, pero lleva desde 2016 asentado en el de la Lazio, quizá por haber tenido algo más de paciencia a la hora de asumir retos.

Sinisa Mihajlovic fue el siguiente. Este no era un hombre de la casa, pero sí un buen conocedor del fútbol italiano. Pese a hacer 1,76 puntos por partido, más que sus antecesores (y que todos sus sucesores), fue cesado en abril de 2016, sin terminar la temporada.

Heredó el cargo (o el sambenito) Cristian Brocchi. Acabó la temporada (con el Milan en séptimo puesto y, sí, fuera de Europa), y el club fichó a Vincenzo Montella.

Como Mihajlovic, venía de entrenar a la Sampdoria. Ha sido el único en ganar algo con el Milan desde la Supercoppa de Allegri. A sus órdenes, el club ganó la Supercoppa de 2017, la cual disputó como subcampeón de la Coppa de 2016.

Montella dirigió al Milan temporada y media. Su primera temporada dejó al equipo sexto, lo que le permitió, por fin, jugar en Europa, aunque fuera la Europa League y tuviera que disputar varias previas.

En noviembre de 2017, sin embargo, el idilio se acabó. Fue despedido tras empatar a cero con el Torino, dejando al Milan séptimo, y liderando su grupo de la Europa League. Promedió 1,75 puntos por partido.

El Milan entonces echó mano de la gente de la casa, de nuevo. Todos los clubes quieren imitar al Barça con Guardiola, al Atleti con el Cholo, al Madrid con Zidane. Pero esos son anomalías en esto del fútbol.

Llegó al Milan Gennaro Gattuso, un sargento, un ex futbolista de los que ya no se ven. Terminó la temporada, metió al Milan en la Europa League de nuevo como sexto clasificado (aunque cayó en octavos ante el Arsenal) y continuó.

También acabó su segunda temporada, esta vez en quinta posición, aunque en esta ocasión la aventura europea acabó peor: el Milan cayó en fase de grupos. Eso pesó demasiado, pero la directiva aguantó.

Gattuso acabó la temporada y fue cesado. Había promediado 1,73 puntos, y fue reemplazado por Marco Giampaolo. Su paso ha sido efímero. Apenas ha durado siete encuentros, promediando 1,29 puntos por partido. En esta ocasión, pescar en la Sampdoria ha sido peor que nunca.

La impaciencia se ha adueñado del Milan, sobre todo ahora que parece que su vecino y eterno rival, el Inter, ha salido del bache en el que ambos clubes lombardos se sumieron al comienzo de la década.

Y los entrenadores no son los únicos señalados en un club en el que todos son responsables. El Grupo Elliott no tiene pensado echar a Paolo Maldini y Zvonimir Boban, pero ambas leyendas del fútbol y del Milan están bajo la lupa, según 'Corriere dello Sport'.

A esto se le añade la entrada de elementos extraños y distorsionadores como agentes del tipo Mino Raiola, que gana poder en ese vestuario. Según 'TuttoSport', si renueva Alessio Romagnoli el magnate pasará a ser su agente. Ya lo es de Gianluigi Donnarumma y Giacomo Bonaventura.

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