La Copa 30... en 30 minutos
El Barcelona firmó una primera media hora maravillosa para solventar su trigésimo triunfo en una Copa del Rey. El Sevilla, sorprendido por el huracán azulgrana.
Una estampida, un huracán, la mejor versión de un Barcelona con demasiadas cuentas pendientes, consigo mismo y con su afición. La primera media hora fue ese grito al aire, ese arrebato en el que uno se desahoga tras dejar escapar una oportunidad como la que se esfumó en Roma. Y así salió el equipo, desatado, con el cuchillo entre los dientes.
En el Metropolitano, el Sevilla dudó y el Barcelona aplastó al equipo de Montella con la autoridad de los grandes. Hasta Cillessen se sumó a la fiesta con un pase largo digno del mejor Koeman. La magia del ataque y los miedos del rival hicieron el resto. Soria dudó, Mercado sesteó y Suárez no perdonó. A partir de ahí, la final fue un infierno para los sevillistas.
El Barcelona metió una marcha más y con esa ya llevaba tres velocidades más que los de Montella. Bastaron dos contras para liquidar la trigésima Copa. 30 minutos para la Copa número 30. Eso necesitó el conjunto azulgrana en la final para sumar un nuevo título a sus vitrinas y asegurar el doblete esta temporada.
En pleno huracán, Iniesta, que los encontraba a todos, vio a Jordi Alba y este se inventó un taconazo para que Messi la mandara a pastar al fondo de la portería. Y en la siguiente, Messi hizo de Messi para dejar solito a Suárez ante Soria. Con un toque digno de un genio, al primer toque.
Y porque el tiempo no dio para más, al menos en una primera parte que bastó para cerrar otro triunfo del Barcelona en una Copa que es tan del Rey como azulgrana.