La flor, el maquillaje y la alfombra de Solari

José Luis Malo hace 5 años 17.2k
El Madrid facturó un triunfo sin brillo. EFE

El Real Madrid supera la visita de un Valencia que perdonó el empate en varias ocasiones claras. El equipo blanco, agarrado a su flor, fue de más a menos y sigue sin enhebrar continuidad, aunque está salvando esos malos días con triunfos. Inconmensurable Carvajal, de cuyas botas nacieron los dos goles.

Flor, maquillaje y alfombra. Esos son los tres vértices del Madrid de Solari. La flor que da un gol en el momento oportuno, o evita el del rival. El maquillaje del triunfo, para que el mal juego quede solapado por los puntos. Y la alfombra de las dudas que provoca su errático comportamiento. Mientras se gane, ahí cabrán todas. Por ahora, parece ser grande. 

Así está mercadeando el Madrid del argentino. Salvo el accidente de Ipurua, donde imagen y resultado rimaron, con Solari los malos tragos durante un partido o los días sin musas se están pagando con la moneda del gol. Además, con la misma facilidad que está anotando están llegando partidos sin encajarlos. Roma y Valencia juntaron en varios días un buen ramillete de ocasiones, pero Courtois se irá a dormir esta semana a cero. 

Los debates y los juicios nunca faltarán en un club de la grandeza blanca, pero cualquier tormenta se atraviesa mejor con los resultados a favor. Seis victorias y una derrota, con 19 goles marcods y cinco en contra, durmiendo a tres puntos del líder, son los ladrillos de Solari. Falta darle mejor cara a la fachada, sí, pero el edificio se está rehabilitando. 

Sublime Carvajal 

La cuarta pata del triunfo ante el Valencia, la más robusta, fue Dani Carvajal. Subido al todoterreno de sus gemelos, el lateral de Leganés agotó toda su gasolina con una disposición impecable: por eso provocó el 1-0 nada más empezar, por eso generó la sentencia siete para el final. 

Le comió la tostada a Gabriel Paulista a los ocho minutos y mandó un centro que Wass despejó a su red. En el 83 porfió subiendo la banda al galope para que luego Benzema asistiera a Lucas. Buena aplicación también del francés, que arrancó palmas por cómo se entregó robando balones en defensa. 

Ese Carvajal, pleno y decisivo, es una de las luces de un Madrid que ante los 'ches' se escribió en clave canterana. Marcos Llorente, repitiendo en el timón, dio otro ejercicio de aplomo y liderazgo entre Modric y Ceballos. Reguilón, siempre aseado, estuvo a la altura. Luego tocó que Fede Valverde asumiera galones por Modric en el tramo final. Y Lucas Vázquez, también rozando la hiperactividad, cerró la persiana en el Bernabéu con un gol oportuno. 

Un Madrid de autor en el que el único idioma diferente al de los canteranos fue el de Thibaut Courtois. Sucede que tuvo dos intervenciones prodigiosas en acciones anuladas por fuera de juego, pero el belga estuvo soberbio. Por primera vez recordó la seria apuesta que había hecho el club por él. 

Se puede dudar de cuántas flores hay en el jardín de Solari. Cuánto de grande es la alfombra donde se están escondiendo las desconexiones de Vigo, Roma o las de la segunda parte contra el Valencia, que tuvo en Santi Mina un estilete sin pólvora. 

Pero hay una verdad que nadie puede destruir en el fútbol: no hay mejor maquillaje que el triunfo. Y con él, hasta el que menos gusta puede sentirse bien guapo sobre una cancha. Y cuando haya vuelto el valor para jugar bien, el Madrid podrá volver a lucir esa sonrisa que tanto echan de menos los suyos. 

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