La leyenda que sigue viva 27 años después de su fallecimiento
Este 6 de mayo se cumplen 27 años del fallecimiento de Rommel Fernández, mejor jugador de la historia de Panamá y uno de los personajes más famosos de siempre en el país.
Hay que ser muy bueno en lo que haces para que la llama de lo que construiste en vida no se apague más de un cuarto de siglo después de tu fallecimiento. Y hay que ser muy grande como persona para que el cariño de los tuyos siga siendo el mismo que el que te brindaron cuando te fuiste hace 27 años.
Es el caso de Rommel Fernández, probablemente el mejor jugador panameño de la historia, nacido en 1966 y fallecido en un ya lejanísimo 1993 en un accidente de tráfico en Tinajeros (Albacete). Cada 6 de mayo, el Cementerio de Amador, en El Chorrillo (Panamá), recibe decenas de visitas para reconocer y mostrar un gran respeto al delantero por lo que consiguió en vida.
Su historia parece más de ciencia ficción que de la vida real. Y, por supuesto, no se podría dar hoy día por la globalización y profesionalización que ha llevado a cabo el mundo del fútbol en todo este tiempo. Rommel solo era un chaval cuando en 1986 el Tenerife lo descubrió en el Mundialito de la Emigración.
A sus 20 años, el delantero conquistó a los ojeadores del equipo tinerfeño y solo unos meses después, sin haberlo probado nunca en un equipo profesional, el panameño estaba goleando con los insulares en Segunda División.
Fue de menos a más en Tenerife y un año después de su llegada estaba celebrando el ascenso a Primera con los del Heliodoro Rodríguez López. El paso a una división más importante no mermó su habilidad goleadora. Al contrario, le situó entre los mejores delanteros de España y propició un traspaso importante al Valencia.
En Mestalla no triunfó, pero fue cedido al Albacete, donde durante la temporada 1992-93 estaba recuperando su gran olfato de gol hasta el momento de su trágico fallecimiento un 6 de mayo de 1993. En el momento de su muerte, Rommel Fernández había sido elegido panameño más famoso del país y el cariño hacia él no ha desaparecido desde entonces. Al contrario, se ha incrementado si cabe.
Habitantes de todo el país se acercan a El Chorrillo cada 6 de mayo para honrar a un personaje que, por su superación personal, logró motivar a todo un país en unos años muy difíciles para los panameños. Su cercanía y su bondad hizo el resto.