Lo llaman maldición, pero más bien debería ser una retorcida casualidad, porque es bien sabido que si se mira atrás buscando coincidencias, éstas aparecen solas. Por lo visto, ser o haber sido portero del Mónaco es el mayor escollo para ser campeón del mundo.
Barthez, Stekelenburg, Romero y Subasic fueron los últimos cuatro porteros que perdieron el Mundial en la final. Y los cuatro tienen una cosa en común con Danijel Subasic: militaron en el Mónaco.
Esta coincidencia, o maldición, como quieran llamarla, no se remonta más atrás de la final del Mundial de 2006, que disputaron en Alemania Francia e Italia, y de la que salió perdedor Fabien Barthez, por aquel entonces portero del Olympique de Marsella.
Lo curioso del caso es que Barthez, campeón del Mundo con 'les Bleus' en 1998, lo fue cuando defendía el arco monegasco. Quizá sea el detalle que anule la maldición.
Porque Sergio Romero, aunque militó en el Mónaco durante la 2013-14, lo hizo a préstamo por parte de la Sampdoria, y dicha cesión terminó el 30 de junio de 2014, por lo que en la final que perdió ya era ex jugador del club del Principado.
El otro caso, el de Maarten Stekelenburg, sería lo que podríamos denominar como una 'maldición preventiva': en 2010 militaba en el Ajax, y no sería hasta la 2014-15 cuando guardaría el arco del Mónaco, precisamente como sustituto de Romero.
Entonces, visto lo visto, quizá ser el portero del Mónaco en el momento de jugar la final de un Mundial no sea tan malo. Barthez lo ganó siéndolo, y lo perdió tras haber abandonado el club, como Sergio Romero. Y ahora mismo, el portero titular del Mónaco es Subasic.
O quizá, y sólo quizá, todo esto haya sido una simple, pura y dura casualidad. Que cada uno crea lo que prefiera.