Acabe como acabe el culebrón, las negociaciones por Neymar pasarán a la historia. Medios de cabecera filtrando desde dentro, agendas hechas públicas, declaraciones selectivas en momentos oportunos, ofertas imposibles... PSG y Barcelona parecen más enfocados en contentar al brasileño que realmente en acordar su traspaso.
Quien ha gestionado la información de un fichaje sabe que cuanto más cerca de la resolución, más difícil es obtener información. Corren días de confidencialidad máxima, cazas de brujas por ver quién filtró qué. Y mal síntoma es que un club o un agente conceda pistas con facilidad. Por eso algo chirría bastante en las negociaciones por Neymar.
Contó Joan Gaspart en su día que, cuando era vicepresidente del Barça en 1996, se tuvo que disfrazar de camarero para firmar a Ronaldo. Con traje, bandeja y Coca-Cola en mano, entró a hurtadillas en el hotel donde descansaba el astro, pues de otro modo no pudo. Burló a los guardaespaldas diciendo que Ronaldo había pedido un refresco y él mismo le abrió la puerta. Y allí, sobre la cama de la habitación, firmó su contrato como azulgrana.
Todo es distinto hoy en día. Solo ha habido dos reuniones por Neymar, pero ambas fueron puntualmente informadas por los dos medios que más información fiable han dado, una desde cada orilla, y que parecen ser el medio de cabecera de PSG y Barça: 'Le Parisien' y 'RAC1'.
No han faltado las fotos y vídeos de las dos comitivas azulgranas en el aeropuerto, tanto en la ida como en la vuelta, ni la entrevista a Leonardo hablando de Neymar cuando apenas llevaba unos días en el cargo. Como si ambas entidades quisieran dejar claro al brasileño que pretenden satisfacerle.
Porque los parisinos le prometieron que atenderían ofertas para dejarle ir. Pedir más de lo que costó hace dos años o barbaridades como 150 'kilos' más Semedo y Coutinho no parece una actitud especialmente sensible a facilitar un adiós.
Igualmente, el Barça ha ido cada vez poniendo más dinero sobre la mesa, cuando bien son sabidos sus problemas con el límite salarial. Incluso tuvo que recurrir a un préstamo para sofocar parte del pago por la cláusula de rescisión de Griezmann.
En su día, públicamente, tantas veces como San Pedro negó el club catalán que querían a Ney de vuelta, un tipo que tenía al Barça por duplicado en el juzgado, y que se fue dando un portazo que aún retumba en el Camp Nou. Pero Messi pidió que lo trajeran. Y ahí entra otra leyenda urbana en juego.
Porque cambió radicalmente el escenario. Bartomeu entró de lleno en las gestiones y rompió calculadoras. Para hacer continuos esfuerzos y ofertas que dejaran claro que los azulgrana iban a hacer lo posible por devolverle a Neymar a su lado.
Demasiada resonancia
Un circo dentro de otro circo. Más allá del fuerte eco que tiene todo lo que hace uno de los mejores jugadores y más mediáticos del planeta fútbol, los medios de comunicación han ido a la carga, especialmente en las últimas semanas, publicando informaciones a diestro y siniestro. Muchas de ellas muy contradictorias en cuestión de minutos. Que si solo dinero, que si jugadores por medio, que si Coutinho y Semedo o Rakitic y Dembélé...
Han llegado a verse momentos tan surrealistas como que en la conexión con un periodista desplazado hasta París el sujeto reconozca en directo que la última hora la sabe por telefonear a la redacción de 'Le Parisien'.
Y ahí está el efecto contagio de las redes sociales, tan rápidas para propagar últimas horas como 'fake news'. Y con periodistas más pendientes de ver qué publican otros medios que de gestionar su propia información.
Puede que al final pase como en las elecciones, que nadie pierda. Que el PSG demuestre a Neymar que se reunió y atendió muchas veces al teléfono, pero que nunca le presentaron buenas ofertas. Y que el Barça, que siempre pidió al jugador que se mojara públicamente, lamente que los galos no consideraran ninguna de sus muchas y jugosas ofertas. O puede que el pierda sea Neymar, y no cumpla su objetivo de salir del Parque de los Príncipes.