La segunda oportunidad de Dani Benítez

Su positivo por cocaína fue la gota que desbordó el vaso. Había sido uno de los héroes del ascenso del Granada a Primera, y llamó la atención de varios equipos de la máxima categoría. Su difícil carácter hizo que siguiera vinculado al Udinese, y por tanto, cedido en el Granada otro año más.

Cuando en la recta final de la temporada 2011/12, en un arrebato de furia impropia de un profesional arrojó un botellín de agua al árbitro Clos Gómez, dejó muy claro que clase de futbolista era. Tres meses de sanción fue el castigo recibido, unos quince encuentros.

Cuando volvió para la 12/13, apenas disputó once encuentros. Había entrado en una dinámica negativa, y se notaba. Y para la siguiente, se acabó todo.

Tras sólo jugar 8 encuentros oficiales, Dani Benítez saltó al campo en el minuto 60 de un Granada-Betis que estaba ganando el conjunto nazarí desde el '30. Duró cuarto de hora sobre el terreno de juego. Se le fue la olla e hizo una segada a destiempo e innecesaria sobre Nono. Roja directa.

Empezó el calvario. Cumplió la sanción y jugó otros dos partidos, pero tras el Getafe-Granada de la 28ª jornada, llegó la noticia. En el antidóping de la 24ª, cuando fue expulsado, dio positivo por cocaína. Y se acabó. El club le apartó, y fue sancionado hasta 2016 sin jugar.

Empezó a entrenarse con equipos de Segunda B, ya que no le fue permitido hacerlo con su equipo, como el Constancia. Ahora, empieza a ver la luz al final del túnel. Ni el Granada ni el Udinese quieren saber nada de él, y el futbolista no vería con malos ojos volver al equipo en que se formó, el Mallorca.

Así lo expresó al diario 'Marca': "Ahora mismo no depende de mí. Hay algunas opciones porque mi agente ha estado hablando con gente del club. A mí, personalmente, me gustaría mucho que me diesen la oportunidad de entrenarme para llegar en condiciones en jugar el próximo mes de febrero".