Si hay una persona que puede presumir de haber jugado en River y Boca, ese es Carlos Randazzo. Su vida deportiva nació en el conjunto 'xeneize', su madurez la pasó en River y regresó de nuevo a La Bombonera. Durante aquella etapa, estuvo rodeado de las drogas y posteriormente fue a la cárcel.
Hoy en día nadie se puede imaginar jugar en River y fichar por Boca. Mucho menos criarte en las etapas inferiores del conjunto 'xeneize' y pasar a jugar en El Monumental. Solo una persona, un auténtico valiente, puede firmar este hito.
Carlos Randazzo es el hombre. Nacido en el barrio de La Boca, se crió en este club para acabar dando el salto a la máxima categoría en la década de los 70. Por aquel entonces, un tal Maradona llegó al conjunto 'bostero' y muchos jóvenes tuvieron que salir a Argentinos Juniors.
Tras esa etapa y otra en Racing, da el salto a River, histórico rival del equipo de La Ribera que lo vería el próximo año de nuevo vistiendo la camiseta azul y oro y pasando a la historia como el único jugador que ha defendido estos dos escudos.
Su carrera deportiva pasó a un segundo plano cuando en una gira con Boca Juniors cayó en las drogas e incluso acabó en la cárcel en 1993 por presunto homicidio sobre el empresario Virgilio Escobar. Doce años más tarde, y tras alejarse de los focos, acabó detenido de nuevo por posesión de estupefacientes. Randazzo cambió la buena vida del fútbol por otra totalmente diferente, por la mala vida.