Rozando la primera media hora de partido del Chelsea-West Brom de la Premier League, hubo uno de esos minutos que encantan al espectador neutral. Un tanto, la salsa del fútbol, y una acción polémica, el picante del deporte, convivieron de una jugada a otra.
Primero, la diana. Pulisic apareció para remachar un disparo de falta de Marcos Alonso al palo y adelantó a los suyos en el marcador. Estaban gobernando la cita, así que sera lo esperado, pues no dejaban de llegar balones a los dominios del cancerbero visitante.
Segundo, la expulsión. Thiago Silva, que rezuma experiencia, se pasó de frenada en una entrada en la frontal para taponar un tiro y el colegiado no se lo pensó dos veces a la hora de señalarle el camino a los vestuarios por segunda amarilla. Hubo muchas protestas: si bien se llevó por delante al contrincante, lo hizo cuando ya había desviado su disparo y la bola había salido a córner.
Y es que no fue para menos. La decisión, que dio de qué hablar en las redes sociales, condicionó el resto de un partido al que le quedaba mucho por delante. Con la pelea de los de Tuchel por ocupar la zona noble de la Premier al rojo vivo, quedarse con uno menos hizo daño.