Pasó de todo en la primera mitad del partido de Liga entre el Villarreal y el Celta, y con polémica. De un penalti más que dudoso a que un futbolista expulsado bajara al campo, pasando por una tarjeta roja abortada y un gol polémico porque nació de una pena máxima indicada por el VAR. Medié Jiménez era el colegiado principal.
En cuestión de escasos minutos, el encuentro de Primera División entre el Villarreal y el Celta de Vigo dio mucho de qué hablar, y todo polémico. Una decisión arbitral polémica antes de una desacertada encendieron a los futbolistas de ambos equipos hasta un final de primera mitad que fue de lo más llamativo.
Primero, el colegiado pitó alrededor del minuto 30 un penalti bastante dudoso a favor de los gallegos. Asenjo había salido de sus dominios para despejar de puños un centro y, sin querer, impactó de cabeza con un rematador fortuitamente. No obstante, el colegiado consideró que su acción fue una falta.
Santi Mina marcó desde los once metros y, poco después, Araujo vio la roja directa por una entrada muy dura que, al final, le costó tan solo la amarilla. El árbitro se pasó de frenada al desenfundar la cartulina y acudió al monitor por consejo del VAR para autocorregirse, pues, aunque el jugador disputó la bola con dureza, no tan temerariamente como él había interpretado en un principio.
Por si quedaba aún público con ganas de más polémica, Medié Jiménez se ayudó de la sala VOR de nuevo, esta vez para pitar un nuevo penalti en favor del Celta. En un primer momento, había considerado falta fuera del área una entrada de Capoue a Brais Méndez, pero, al final, era dentro. Y, para más colmo, Rulli, que había sido expulsado anteriormente aunque estaba en la grada por protestar, bajó al campo a discutir con el colegiado, que le mostró la roja entonces también a Mario Gaspar por hacer lo propio.