La temprana claudicación en Liga del conjunto blanco rezuma síntomas claros de pérdida de solidaridad, falta de puntería, evidente bajón físico, desconfianza en las rotaciones, cierta abulia defensiva e incluso pérdida de ambición.
El empate en Balaídos certificó la 'ausencia' del Real Madrid en la carrera de la segunda vuelta por el campeonato doméstico, exhibiendo las miserias de un equipo que hace menos de seis meses presumía en el trono del fútbol mundial.
Consumada la catástrofe en Liga, Zidane sólo puede diagnosticar el problema de su equipo para tratar de recetar una cura de cara a una Champions que le salve la temporada.
Desde el conjunto blanco han detectado una importante pérdida de solidaridad de sus jugadores, preocupados de su reconocimiento individual en lugar de tapar las posibles vergüenzas de sus compañeros.
Aunque ha maquillado su balance en las últimas fechas, la falta de puntería de cara a portería hipotecó gran parte de las aspiraciones del Madrid en Liga, donde han marcado 15 goles menos que la campaña pasada a estas alturas.
Por si fuera poco, este curso el conjunto blanco no puede presumir del 'método Pintus' del que tanto se vanaglorió otrora, viéndose seriamente perjudicado en tramos importantes del inicio de campeonato.
Dicho bajón físico viene motivado en gran medida por la falta de confianza en las rotaciones, el arma secreta con el que Zidane ha conseguido tantos éxitos en el banquillo blanco.
La falta de oportunidades para algunos se traduce en falta de ambición en otros, que no ven su puesto en peligro y se acomodan en una titularidad que no siempre merecen.