Minuto 55 de juego. El balón le llega a Griezmann en la frontal, quien vio por el rabillo del ojo como Koke le doblaba. Pera él fue el balón, y con un pase del canterano en horizontal Correa marcó a puerta vacía.
Pero lo mejor estaba por llegar. Unos veinte más tarde recibió de espaldas un balón en la esquina del área de Kepa. Se metía al área Carrasco, y por pura intuición, Griezmann dio un pase bombeado de espaldas para que el belga pusiera el 2-0 en el marcador.
Cierto, la primera no fue una asistencia como tal, porque el último pase fue de Koke, pero de sus botas nació el gol, como el segundo, el cual sí fue a pase del francés.
El Atleti celebra que su mejor futbolista sea, además de un incansable luchador, un gran pasador, algo que todos intuían, pero que no se había destapado claramente. Hasta hoy.