No todo es lujo y felicidad en la vida de un futbolista de élite y Virgil van Dijk lo sabe muy bien, sobretodo desde que hace diez años todo pudo acabarse para él.
Y es que hace una década, el extraordinario zaguero del Liverpool tuvo una apendicitis que se complicó más de la cuenta y estuvo cerca de acabar con su vida.
"Lo recuerdo muy bien. Mire a la muerte a los ojos y puedo decir que fue una experiencia horrible", comentó el jugador del Liverpool en 'Daily Mirror'.
En aquel entonces, Van Dijk era aún un desconocido y militaba en las filas del modesto Groningen de la Liga Holandesa.
Los médicos le comentaron en aquel momento a la madre del jugador que su hijo solamente sobrevivió debido a su extraordinario físico y salud.
"Sufría también peritonitis y uremia, lo que complicó todo. Por primera vez en mi vida, el fútbol no significaba nada para mí. Lo que se trataba en ese momento era de seguir con vida", confesó el central.
Además, Van Dijk relató que la situación fue tan delicada que incluso llegó a firmar un testamento para, en caso de morir, dejar gran parte de su dinero a su madre.
"Llegado el momento, tuve que firmar esos papeles. Si moría en aquel hospital, quería dejarle parte de mi dinero a mi madre. Nadie quiere muchas veces ni pensar en esto, pero yotenía que hacerlo ya que pudo haber sido mi única oportunidad", continuó.
"Estaba ahí riado en la cama, con todos esos tubos y cables en mi cuerpo. Mi cuerpo estaba roto. No era capaz de nada. Los peores pensamientos estaban en mi cabeza...", concluyó.
Sin embargo, por fortuna para todos, el neerlandés salió adelante y pudo continuar con una carrera que, a día de hoy, le ha llevado a lo más alto después de estar al borde de perderlo absolutamente todo.