Un solitario gol de Arnautovic al inicio del encuentro le valió al West Ham para vencer al Chelsea, incapaz de romper el muro de los de Moyes. El West Ham consiguió tres puntos que pueden ser un punto de inflexión y hacen que el Chelsea prácticamente se despida de la Premier.
Era el día que David Moyes estaba esperando. El técnico se reencontró con una tarde gloriosa a costa de un Chelsea aletargado, sin soluciones en ataque frente a una defensa que no dejó un resquicio. Arnautovic, con el partido aún en pañales, se llevó las portadas.
Porque un gol suyo fue material suficiente para que su equipo sumara tres puntos de oro. Era el minuto seis y el austriaco tiró una pared en la frontal, se revolvió y la puso de zurda imposible para Courtois. El delirio para una afición necesitada de tardes así.
La pelota pasó a ser propiedad casi indiscutible del Chelsea, pero su mordiente se esfumó cada vez que se acercó al área de Adrián. Si ante el City la zaga del West Ham brilló a gran nivel, frente a los 'blues' no se quedó atrás.
Morata tuvo el empate
En la segunda parte no varió el guión. Conte metió a Pedro y Moses para dar más profundidad y dinamismo, pero las ocasiones de verdad se contaron a cuentagotas. Morata, demasiado solo, lo intentó en varias acciones apoyado por un Hazard que no brilló. No hubo éxito.
El encuentro se llenó de tarjetas para los locales y Morata, en el 83, tuvo la más clara para su equipo. Un remate franco frente a Adrián que se marchó lamiendo el poste, en la que fue la última gran opción del Chelsea.
Se esfumaron los minutos con un disparo a la desesperada de Fàbregas que no evitó que los fantasmas de Conte volvieran a aperecer. A 11 del líder con un partido más y con la sensación de no reanimar a su tropa. El West Ham, por su parte, sacó motivos para soñar.