Thomas Müller va camino de ser otro Benjamin Button del fútbol europeo. El alemán ya está inmerso en la treintena, pero sus datos no difieren demasiado con aquellos números que arrojaba hace siete años, cuando, de la mano de Heynckes, los bávaros también arrasaron en Europa.
Para ProFootballDB, el laboratorio de datos de BeSoccer, no ha pasado desapercibido el partidazo que firmó Thomas Müller en la Supercopa. Y con motivo de ello, hemos querido hacer una comparativa entre su actual momento y su aportación en la temporada 2012-13.
El alemán sumó un título más con el Bayern. Y dejó una actuación con la que, sin goles ni asistencias, fue 'MVP' de la final. Estuvo en todos lados, corrió, luchó, lideró y lo hizo casi todo bien. Y sin que sus 31 años parezcan pasarle la mínima factura.
Müller puso el broche de oro a una temporada que ha servido para no solo disipar las dudas sobre él, si no ponerle a la altura de sus mejores campañas. Y es que, como suele pasar en el fútbol, al acercarse a los 30 parecía empezar a 'sobrar' en los planes de algunos para el futuro próximo del club. Pero todo lo contrario.
Es cierto que durante los últimos cursos, el atacante tuvo amagos de bajón. Pero si algo ha demostrado en esta campaña es que se ha disfrazado de buen vino. Lo comprobamos con los datos en la mano de las temporadas 2012-13 y la 2019-20.
Hace siete años, el Bayern de Múnich alcanzó la cima europea con Heynckes. Müller, con 23, logró el triplete con aquel gran equipo. Algo que ha vuelto a hacer ahora. Acabó con 21 goles y 13 asistencias entre Bundesliga y Champions, con 41 encuentros disputados entre ambas competiciones.
Si comparamos con la pasada temporada, el enorme acaparamiento de goles de Lewandowski le ha restado protagonismo en esta faceta. Logró 12 dianas, nueve menos que entonces, pero ha firmado 24 asistencias entre los dos principales torneos. Once más que el joven Müller.
Más allá de lo numérico, el internacional con Alemania se ha repuesto de algún que otro bache y ha vuelto a liderar a un equipo imparable en Alemania y Europa. El hambre y la ambición que demuestra le hacen ser más decisivo que los años en un DNI que parece descontar primaveras cada 12 meses.