El árbitro se vio obligado a detener el juego en el minuto 77, cuando la hinchada radical del Lech Poznan comenzó el lanzamiento de bengalas al terreno de juego y grupos de aficionados invadieron el campo ante el desconcierto de los jugadores.
La situación obligó a los antidisturbios a emplearse a fondo, y ha provocado que la Liga polaca (Ekstraklasa) haya ordenado el cierre del estadio del Lech durante cinco partidos.
La policía de Polonia explicó hoy que los detenidos han sido identificados gracias al sistema de cámaras instalado en el recinto deportivo.
Tras el encuentro, el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, pidió "acciones contundentes" para poner fin a la violencia en las gradas polacas.