La directiva del Milan sacrifica a Fonseca ¿para salvarse a sí misma?
La destitución de Paulo Fonseca como entrenador del Milan ha puesto a los aficionados en pie de guerra contra la directiva, en especial por la gestión del relevo en el banquillo.
La destitución de Paulo Fonseca como entrenador del Milan ha puesto a los aficionados en pie de guerra contra la directiva, en especial por la gestión del relevo en el banquillo.
Paulo Fonseca ha dejado de ser entrenador del Milan. El entrenador luso se comió de milagro el ‘panettone’, pero la directiva no le ha perdonado el empate contra la Roma. Eso, al menos, es lo que trasuda de los hechos oficiales. Porque las impresiones que deja el despido de Fonseca apuntan a que su paso por Milán siempre tuvo fecha de caducidad.
La elección de Fonseca como sustituto de Pioli en junio ya había sido un misterio. Con técnicos del contraste de Conte, Sarri o Allegri en el mercado, el Milan se decantó por un entrenador que había firmado una etapa algo agridulce en la Roma. Aun así, había logrado clasificar al Lille para la Champions la temporada previa.
Fonseca ha tenido ocasión de poner de manifiesto algunas de sus aptitudes. Entre ellas, destaca el desarrollo de los jugadores jóvenes. No en vano, durante esta media temporada, han encontrado espacio como titulares canteranos como Camarda, Álex Jiménez o Liberali. Pero nadie en el Milan vio nunca a Fonseca como un técnico 'campeón'.
También, entre la afición, prevaleció un sentimiento de escepticismo hacia el técnico portugués. Aun así, se ganó el respeto de la hinchada gracias a su gestión del vestuario. Fonseca se atrevió a dejar en el banquillo a figuras de la talla de Rafael Leão, Theo Hernández o Fikayo Tomori ante su falta de actitud.
El respeto de la afición hacia Fonseca contrasta con la furia hacia la directiva. Comenzando por Gerry Cardinale, propietario del club, y siguiendo con sus operativos: el administrador delegado, Giorgio Furlani; el director técnico, Geoffrey Moncada; y, sobre todo, Zlatan Ibrahimovic, que concentra el descontento de la parroquia milanista como mano derecha de Cardinale.
El empate a uno frente a la Roma no dictó sentencia a Fonseca. Simplemente la ejecutó. Pese a ello, el técnico ofreció con normalidad la rueda de prensa, y afirmó no tener noticias sobre su despido. Todo cambió una hora más tarde. A su salida del estadio de San Siro, Fonseca volvió a hablar con la prensa, y desveló que el Milan le había comunicado su cese.
A la mañana siguiente, se empezaron a conocer los detalles del contrato de Fonseca, válido hasta 2027. El ‘Corriere della Sera’ explicó que el acuerdo preveía una cláusula que permitiría al club interrumpir definitivamente el contrato en caso de destitución en los primeros seis meses. En otras palabras, el Milan solo deberá pagar a Fonseca el primer año de contrato, perdiendo su vigencia los otros dos.
El Milan, por tanto, contempló desde el inicio la posibilidad de deshacerse de Fonseca a mitad de temporada. Dicho esto, ¿por qué contratar a un entrenador en el que no hay una confianza plena? La directiva ha convertido a Fonseca en su chivo expiatorio, mientras la furia de la hinchada se concentra sobre Gerry Cardinale y su equipo directivo.