Perdiendo 1-0 y en el tramo final de un encuentro liguero, los jugadores del Chelsea enlazaron una jugada defensiva sin que un solo jugador corriera tras los futbolistas del Manchester City. ¿Bajón físico? ¿Cama a su entrenador? No tiene mucha lógica.
Nos situamos en la Premier League de hace dos temporadas. Minuto 74. Tiene el balón el Manchester City en campo ajeno. El 1-0 de Bernardo Silva obligaba al Chelsea a salir de la cueva. Pero su actitud deja mucho que desear. Willian está más pendiente de hablar con el colegiado. Rudiger se para a ponerse bien las medias... ninguno de los jugadores en escena hace por correr.
Hay quien quiere ver un abandono de funciones de los jugadores, como secuela de una relación con el técnico italiano que por entonces no atravesaba por su mejor momento.
Otras teorías pasaban por el cansancio acumulado tras pasarse todo el encuentro corriendo tras la bola y la posesión tiránica del City. O que los cinco sentidos estaban puestos ya en intentar tumbar al Barcelona en su enfrentamiento de la Liga de Campeones (cosa que no sucedió).
Sea lo que fuere, no resultó normal. Hasta el propio David Silva, cuando le llega el balón en los pies, llega a pararse literalmente y a mirar hacia varios sitios intentando entender si el juego se había detenido por alguna circunstancia. Cesc, a un metro escaso del canario, no hace ni por presionar.