¡Que alguien pare esto! (1-0)

José Criado hace 1 año 463
Arnaiz celebra el gol del triunfo del Leganés sobre el Málaga CF en Butarque. LaLiga

El Málaga CF, colista, vuelve a perder en un partido trascendental en su visita al Leganés. Otra pésima segunda mitad demostrando su inoperancia en ataque condena al abismo al equipo de Pepe Mel tras el gol de Arnaiz. La permanencia está ahora a dos partidos.

El Málaga es un cadáver, es equipo muerto con unos jugadores superados y con una sensación de autodestrucción inevitable. Nadie ha podido frenar la caída libre. Ni unos jugadores veteranos y sobrepasados ni un cuerpo técnico experimentado y curtido. Nadie. Y esto es insoportable, con el Málaga último, con la bala del cambio de entrenador sin efecto clasificatorio, con casi un año sin ganar en casa y con una plaga de lesiones propia de un parte de guerra. En Leganés, con más de 300 aficionados en la grada, el Málaga mostró todas estas vergüenzas. Las evidenció. Y lo peor es que todo sigue igual como si no pasara nada. Pero sí pasa. Que el Málaga va camino irremediable de la destrucción.

Se acaban los argumentos para explicar lo que le ocurre a este equipo. Hoy, en Butarque, posiblemente haya tocado fondo. Pero ese argumento tendría detrás un resurgir. Y eso no se atisba en ninguna de sus versiones blanquiazules. Ante un mal Leganés, el Málaga perdió. Y lo peor es que sólo pudo contener, no pudo casi ni cuestionar la victoria. Y con la mandíbula de cristal, el equipo recibió el golpe del gol de Arnaiz mediada la segunda mitad y ya no tuvo respuesta. Así es imposible. Y sólo van diez jornadas de Liga.

Tuvo una primera parte seria, pero en la segunda volvió a notarse la descomposición. Al más mínimo reglón torcido, el equipo se cae. Esta vez fue la lesión de Escassi, que dejó el hueco en la zaga y perdió todo el orden. Antes, evidentemente, no había hecho casi ni cosquillas al equipo de Idiakez, que también estaba en descenso. La sensación es de desamparo, de un equipo a la deriva que no da con la tecla. Lento, mal trabajado físicamente y con los conceptos básicos del fútbol olvidados. Y aunque quede muchísimo de Liga, la lucha por salvarse cada vez está más compleja.

Inicio serio

Todo eso con un plan detrás, porque el Málaga posiblemente salió al césped de Butarque con un plan, el de minimizar errores y casi a empatar. Salió más defensivo, más de contención y con menos alardes que de costumbre, pero era un plan. Y al se ciñó el equipo durante toda la primera mitad. Tras los primeros compases más igualados, los de Pepe Mel se hicieron dueños del balón. Y se dejaron caer por el área de Riesgo.

Primero un disparo alto de Juanfran tras un córner (6’). Luego un pase de la muerte de Fran Sol que no llegó Febas (17’). Un robo en la salida del ‘Lega’ que Fran Sol puso floja a Febas (35’). O un disparo tibio de Sol en el área rival que se fue desviado (45’). No eran casi ni disparos a puerta, pero eran acercamientos, sensación de querer estar.

La movilidad de Villalba y Febas, Juanfran entrando por la derecha y N’Diaye de jefe en el centro del campo le daban otro aire al Málaga, que sólo la falta de confianza en sus posibilidades le frenaba. De los pepineros, ni noticias en la primera mitad, donde Reina fue un espectador de lujo. Acabó el Málaga los primeros 45 minutos en el área rival y eso ya era toda una declaración de intenciones.

El caos

Y arrancó la segunda mitad con el mismo ritmo el partido, pero el ‘Lega’ había cerrado el grifo. Y el primero en asustar fueron los locales, con un disparo escorado de Cissé (49’). Incluso Reina tuvo que salir atento al corte en un balón dividido (56’). Justo después entraría Genaro por Villalba y Escassi caía lesionado, dando paso a Hervías en un movimiento en cadena con Bustinza de central, Juanfran de lateral y el extremo, pues de extremo.

Y a perro flaco todo son pulgas. A las lesiones se unió el desconcierto. Y a él se sumó el gol. Un pase al hueco de Cissé, un resbalón de Bustinza, mano a mano de Arnaiz que supera a Reina y el delantero marca a placer (65’). Mel tuvo que darle otro giro a su equipo y quemó la última bala con tres cambios (72’) Dio entrada a Loren, Rubén Castro y Cristian por Febas, Jozabed y Fran Sol.

Pero el Leganés dio un paso atrás. Acumuló gente en su campo y en su área y el Málaga, con una evidente falta de acierto y de determinación, no consiguió poner en apuros a la meta de Riesgo. Y llegó otro mano a mano de Arnaiz que esta vez falló ante Reina (85’). Habría sido la sentencia.

Balones colgados, balones perdidos y despejes locales. Así terminó el partido, con un Málaga abatido y con la sensación de que esto no hay quien lo levante. Una lástima. El domingo, contra el Lugo en La Rosaleda, otra sesión de tortura.

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