La tragedia sufrida por Chapecoense hace meses conmocionó al mundo, no sólo al futbolístico. De aquel fatídico accidente sobrevivió, por ejemplo, un Alan Ruschel que pudo dedicar a las víctimas un tanto ante la Roma pleno de emoción.
El gol llegó de penalti, aunque las circunstancias son lo de menos. Alan cogió el balón y lo mandó al fondo de las mallas, en once metros que sirvieron para rendir tributo a los 71 fallecidos.
Después llegó una celebración a la que se acercaron la gran mayoría de jugadores de Chapecoense, que se fundieron en un abrazo que fue un resumen perfecto de este encuentro amistoso.