Marc-André ter Stegen fue decisivo en la tanda de penaltis que finalmente brindó al Barcelona el pase a la final de la Supercopa. Pero es que durante el tiempo reglamentario también firmó varias paradas providenciales. Vital Ter Stegen.
El Barcelona está en la final de la Supercopa porque Riqui Puig marcó el penal decisivo, pero sin Ter Stegen no habría dispuesto de esa opción. Lo del alemán en el Nuevo Arcángel rozó lo divino.
En resumen, la actuación de Ter Stegen se puede resumir en: parada a Isak, vuelo sin motor a Zaldua, parada de balonmano a Januzaj, vuelo en el minuto 118 para mandar al palo una falta brutal de Januzaj, dos penaltis repelidos en la tanda decisiva y adividinados otros dos lanzamientos. De locos.
Ya en la primera mitad evitó el tanto de Isak en un mano a mano pasado el primer cuarto de hora. El Barcelona completó una buena primera parte, pero el internacional germano resultó providencial en el pase definitivo a la final.
En la segunda, Ter Stegen voló para despejar un potentísimo chut de Zaldua. No pudo detener el primer lanzamiento de penalti de Oyarzabal, pero abortó la primera clara de Januzaj con una intervención de balonmano tras un carrerón del atacante belga.
Ya en la prórroga, a pocos instantes del final, un tiro de falta de Januzaj parecía encontrar puerta pero Ter Stegen, con los dedos, mandó el balón al poste de su izquierda.
Y ya en la tanda, historia: detuvo el primero a Bautista, el segundo a Oyarzabal (que no sabía lo que era errar uno), y adivinó la intención de Willian José, que falló, y Januzaj, que sí lo metió.