El Liverpool estuvo a punto de caer con estrépito ante el humilde Carlisle United, que milita en la League Two, el cuarto nivel de Inglaterra. Sólo mediante los penaltis los de Rodgers sellaron su pase.
En un Anfield lleno hasta la bandera estuvo a punto de mascarse la tragedia. Algún aficionado 'red' a buen seguro que tuvo algún microinfarto, porque sufrir hasta la prórroga y los penaltis con un equipo cuatro divisiones por debajo del tuyo tiene que ser duro.
Pero Adam Bogdam, segundo portero del Liverpool, estuvo pletórico en la tanda de penaltis para salvar el cuello de Rodgers, cada vez más cuestionado. Aunque no haber sido capaces de ganar en 120 minutos no dice nada bueno del técnico inglés.
No es que el Liverpool saliese con los juveniles, para mayor escarnio. Es que salvo Mignolet, el resto son titulares o recambios habituales. Casi lo que se dice un once de gala. Pero ni aún así.
El tanto inicial de Ings fue neutralizado a los diez minutos por Asamoah. Y punto final. Los de Liverpool se empecinaron y volcaron en la meta rival, sin resultado. ¡Llegaron a tiar la friolera de 52 veces sobre la meta rival! Veinte de esos tiros fueron a puerta, y sólo uno no fue parado por Mark Gillespie, quien sin duda se ganó un aumento de sueldo.
Ninguno de los 19 saques de esquina que pusieron al área los 'reds' tuvo recompensa. Un despropósito, vamos.
Tras un tiempo extra de más de lo mismo (el Liverpool, volcado sobre el área rival y el Carlisle buscando aprovechar un error para matar a su rival a la contra), se llegó a los penaltis. Y ahí se hizo enorme Bogdam.
La tanda terminó 3-2, con el portero local deteniendo los tres penaltis que no subieron al contador. Tremendo. Lallana y Coutinho fallaron sus lanzamientos, y su portero, por suerte, detuvo el definitivo, lanzado por Hery, a quien no olvidaremos por su peinado.
El Bournemouth espera al Liverpool en siguiente ronda.