Desportiva Ferroviária y Nova Venecia estaban disputando un partido del campeonato Capixaba -el campeonato de fútbol estadual del estado de Espírito Santo- cuando se armó una tangana en el terreno de juego.
Corría el minuto 57 y Rafael Soriano, entrenador del conjunto visitante, empezó a discutir con el árbitro y sus asistentes y vio la amarilla.
Pero la cosa no quedó ahí. La disputa siguió y el técnico terminó por propinarle un cabezazo en la nariz a Marcielly, la jueza de línea.
El árbitro le enseñó la cartulina roja y Soriano, lleno de ira, incluso le amenazó. Desportiva Ferroviária, ante tal agresión, decidió despedirlo de forma fulminante.