Un golazo, una roja y un asedio estéril

Juan Ribón hace 6 años 12.9k
El Getafe mereció el triunfo que logró ante el Espanyol. EFE/Archivo

El Espanyol volvió a decepcionar a domicilio, una vez más. El Getafe dominó el partido a placer hasta que Damián Suárez marcó el gol de la temporada. Y no porque Bordalás ordenase cerrar filas, sino porque Flamini vio una roja un tanto discutible que dio alas a un Espanyol muy espeso.

Se preveía un duelo igualado, pero el Espanyol, lejos de Cornellá, decepciona. Sólo ha ganando un partido a domicilio, sumando apenas 10 puntos en 10 partidos.

En el Coliseum se vio por qué. El Espanyol se mostró apático por momentos. El partido careció de ritmo en los primeros compases por las muchas imprecisiones de ambos conjuntos, pero parecía que el Getafe tenía algo más de chispa.

El partido fue gris, aderezado con algún chispazo ocasional. Un disparo de Fayçal Fajr, un fallo de Guaita que casi aprovecha Leo Baptistao, un gol anulado al Getafe por falta previa...

El Getafe tenía controlado el partido, aprovechándose de las dudas o la pasividad de su rival, al que parecía valer el empate. Así se llegó al descanso.

Y tras el intermedio, más de lo mismo. Las arengas de Bordalás y Quique no cambiaron la dinámica del encuentro. El Getafe sólo generaba cierto peligro a balón parado, una de las suertes que mejor ensayadas tienen los de Bordalás, y el Espanyol no sabía cómo responder a esa amenaza.

Así llegó el gol. A balón parado. Una falta a 30 metros del arco de Pau que le costó la amarilla a Darder. Fajr y Damián estaban junto al balón. El primero la pisó y el segundo le pegó con el alma, anotando el golazo de la temporada, por toda la escuadra, imparable para el portero 'perico'.

Pero el tanto, en lugar de dar la tranquilidad al Getafe, tuvo una consecuencia imprevista. Apenas diez minutos después Flamini veía la segunda amarilla y se iba a la calle, dejando a los suyos con 10.

Una roja un tanto discutible, porque parece que toca balón, pero a juicio de Melero López mereció la amonestación. El Getafe se quedó con uno menos y el partido cambió.

El Espanyol se vino arriba. Quique sacó toda la pólvora que tenía en el banquillo, y Bordalás se vio obligado a recular, a cerrar filas, a defenderse de un asedio que duraría media hora.

Aguantó el castigo el Getafe, que vio como el Espanyol acarició el gol, un gol que no llegó. Los 'pericos' se van de Getafe con la sensación de haber merecido más, pero lo cierto es que sólo lo merecieron cuando su rival se quedó con un hombre menos. La anterior hora, el partido y los tres puntos merecieron quedarse en Getafe.

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