Un jarro de agua fría llamado José Arnaiz

Ángela M. Romero hace 3 años 4k
Arnaiz sentenció el partido con un cabezazo imparable. EFE

Fue el Celta el que más dominó, pero en esto del fútbol gana el que más fe tiene. Y fue Osasuna el que creyó hasta el final para romper el muro armado por Iván Villar y llevarse la victoria en El Sadar en el 91'. Santi Mina estrenó el marcador, Enric Gallego devolvió la igualdad al luminoso y José Arnaiz firmó la remontada prácticamente en el último suspiro.

Osasuna creyó hasta el final y se llevó su merecida recompensa. Aunque fue el Celta el que tuvo la victoria en sus manos, en El Sadar se vivió un partido marcado por diferentes etapas, con una remontada incluida para firmar el 2-1 que sentó como un jarro de agua fría a los de Vigo. 

Salieron con todo los de Óscar García en territorio navarro, dejando claro qué equipo era el que se jugaba la permanencia, ante un Osasuna con los deberes hechos. Y la presión ofensiva tuvo efecto: tan solo diez minutos después del pitido inicial del partido, el balón ya se colaba hasta el fondo de la portería de Sergio Herrera.

Pero no fue hasta un par de minutos después cuando subió al marcador, porque inicialmente Valentín Pizarro Gómez anuló el tanto de Santi Mina por fuera de juego, hasta que el VAR hizo acto de presencia para rectificar al colegiado y darle legalidad al gol.

Con el 0-1 ya en el marcador, el Celta comenzó a ponerse nervioso, quemando el balón en sus botas, algo que aprovechó el conjunto de Jagoba Arrasate para devolver la igualdad al luminoso con un golazo de Enric Gallego, que se tiró en plancha para cazar un centro perfecto de Estupiñán

Con el electrónico de nuevo en tablas, Osasuna aprovechó el impulso del gol para comenzar a acechar los tres palos de Iván Villar, que aguantó firme en la línea de gol para sacar uno a uno cada balón peligroso del conjunto rival.

Y con esa misma igualdad se consumió la primera mitad para darle paso a la segunda. Con los segundos 45 minutos ya en marcha, el guion se repitió en El Sadar, con el Celta demostrando profundidad desde el comienzo y los 'rojillos' encerrados en su área.

Pero los visitantes no supieron aprovechar sus oportunidades y los locales empezaron a ganar confianza, acercándose poco a poco a territorio rival, obligando a Villar a emplearse a fondo con auténticos paradones para enmarcar. 

Un torbellino llamado Arnaiz y un muro bautizado como Villar

Desde la entrada de José Arnaiz al terreno de juego en el 67', los navarros cambiaron su imagen regalando jugadas ofensivas dignas del mejor guerrero, pero topándose siempre con un muro bajo palos.

Hasta que el muro se rompió en el 91'. Tanto lo intentó Osasuna y tanto tentó a la suerte el Celta que, cuando lo tenía todo hecho para regresar a Vigo con un punto de oro bajo el brazo, Arnaiz acabó con todas sus ilusiones con un cabezazo imparable ante el que nada pudo hacer el héroe vigués.

Oier Sanjurjo le puso un balón inmaculado a un Arnaiz que se impuso en el salto a sus rivales y se sacó de la manga un testarazo descomunal que se coló como un misil en el fondo del lado derecho de la portería, desatando la locura de Arrasate, golpeando con crudeza en las esperanzas de Óscar García.

Sin tiempo para más, el pitido final del partido resonó en un Sadar vacío, mostrando las caras largas del Celta y la alegría de un Osasuna que se mantiene undécimo en la tabla con 48 puntos. Los de Vigos tienen que conformarse con la misma decimosexta posición del principio, con 36 puntos

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