Marco Reus había adelantado a 'die Mannschaft' a los diez minutos de partido, pero Alemania quería más, y sólo necesitó siete para duplicar su ventaja, gracias a un buen pase para Leroy Sané que este convirtió en la asistencia del gol de Serge Gnabry, de tacón.
Estonia se vio arrollada por Alemania desde bien temprano. A los diez minutos ya perdía, y al descanso se fue goleada. En esa orgía de tantos, con el combinado báltico prácticamente defendiendo por completo en su área, parecía difícil rescatar algo.
Pero Alemania se las ingenió para hacer bonitos los goles que estaban llamados a ser comunes. El 1-0 de Reus fue un pase a la red desde el área pequeña, pero Gnabry tiró de repertorio para que su gol no fuera uno más.
Ilkay Gündogan inició la jugada con un pase milimétrico para Leroy Sané, en la banda izquierda de la ofensiva germana. Y este la puso para que Gnabry rematase de nuevo en boca de gol.
La precipitación hizo que el jugador del Bayern tuviera que rematar de mala manera, pero el que tiene clase lo demuestra en estos casos. Saltó la pelota y le pegó con el tacón, descolocando al zaguero que había corrido a tapar el nuevo desastre defensivo de sus compañeros.