El Villarreal logró remontar (3-1) a un Rayo Vallecano que salió dormido del descanso. Marcó primero Mario Suárez, pero un doblete de Toko Ekambi y un tanto de Gerard Moreno dieron vuelta al luminoso. El Villarreal respira y el Rayo queda muy tocado.
Entre Villarreal y Rayo Vallecano hay ahora seis puntos de distancia, pero el golpe que dio este domingo el equipo de Calleja puede resonar más de lo debido en Vallecas. En una lucha tan compleja como la de la permanencia, un equipo no puede ser remontado en apenas dos minutos tras salir del descanso. Si ocurre, mala pinta.
Y eso es justamente lo que le ocurrió a la tropa de Míchel, que queda tocado y veremos si hundido. Su equipo salió con templanza, buenas intenciones y hasta ritmo de juego a La Cerámica, sabiendo jugar con los nervios de su oponente. Una primera parte con la que crecer, una segunda mitad con la que adentrarse aún más por el pozo.
Todo lo contrario que un Villarreal al que Calleja parece entender bien. Cuatro triunfos seguidos suma sumando Liga y Europa League, aunque la de este domingo fue de las que marcan diferencias. Y tanto, ya que son seis puntos los que ha puesto el Villarreal de distancia con el Rayo, teniendo además ganado el 'goal average'.
Y eso que el partido no pudo empezar peor para los de amarillo, que se encontraron con la lesión de Jaume Costa al primer cuarto de hora. Para colmo, en el 20', Mario Suárez hizo buena la titularidad que le ofreció su técnico. Córner en corto, centro con rosca de Imbula y cabezazo imperial del centrocampista.
Solo Chukwueze -tiene talento por arrobas este chico- puso algo de magia en el ataque del Villarreal, que no tuvo sentido hasta que no encontró a Cazorla. El canterano siempre lo intentó, ya fuera en velocidad o con su desparpajo en el regate. La definición debe mejorarla y lo demostró en un gol cantado que falló frente a Dimitrievski.
Y tras la reanudación, el 'show' de Toko Ekambi. En dos minutos, del 50' al 52', el camerunés dinamitó el encuentro y, por el camino, puso motivos a su titularidad. En el 1-1 fue más rápido que nadie para remachar un centro de Chukwueze que rozó un defensor. En el 2-1, el que dejó hundido al Rayo, definió con tranquilidad y calidad tras un excelente pase de Iborra.
Ahí se acabó el Rayo y creció en su fútbol el Villarreal, que a partir de ese momento sí logró tratar el balón con mimo y acierto. Entre los nervios (tangana incluida) y el carrusel de cambios y amarillas, apareció un Gerard Moreno ávido de buenas noticias. Las encontró con el gol de la sentencia, fruto de una asistencia de lujo de Morlanes y un pase a la red del delantero. Ríe Villarreal, llora Vallecas.