Una vida menos en canarias (3-1)

José Criado 261
La acción polémica del partido entre el Tenerife y el Málaga CF que acabó en penalti y suponía el 2-1. LaLiga

A un mal Málaga le roban en Tenerife y la situación es ya insostenible tras seis jornadas y cinco derrotas. La expulsión de Bustinza por doble amarilla y un penalti inexistente, todo ello en la segunda parte, hunden al equipo de Guede, que podría estar viviendo sus últimas horas como técnico malaguista.

Y pasó lo que tenía que pasar, aunque con un guion digno de Alfred Hitchcock para acabar con un final que tampoco sorprende a nadie. El Málaga perdió su quinto partido en seis jornadas y la situación es ya insostenible en Martiricos. Nadie cree en este Málaga. Nadie confía en que Guede pueda reconducir la situación porque el argentino no ha demostrado nada desde el banquillo. Es una derrota dolorosa por el resultado, por las sensaciones y por el robo. El Málaga está en caída libre. Queda ver si hay alguien al volante y es capaz de darle un giro a este despropósito.

Este Málaga es un despropósito. Y cuando compras papeletas para generar infortunio, te toca. Los de Guede fueron un calco de los anteriores partidos, sin dar muestras de que este partido fuera uno más, sin arrojar atisbo de reacción para un equipo que está en descenso. Mucho centrocampista, muchos disloque posicional, poco fútbol ofensivo y un gran descalabro defensivo. El Málaga perdió porque probablemente tenía que perder, pero a Guede le clavaron el último clavo en su ataúd Caparrós Hernández y Pérez Pallas, colegiado y VAR del encuentro.

Y es que es inexplicable cómo se señala un penalti como el que suponía el 2-1 para el Tenerife. Una vergüenza que mancilla la honorabilidad de la competición. Porque el colegiado puede fallar sobre el césped, pero en la repetición se ve cómo Gallego golpea a Juanfran. Increíble pero cierto. Y eso llegó poco después de la expulsión de Bustinza por doble amarilla. Dos decisiones claves que se decantaron del lado rival.

Mal inicio

Antes de todo eso hubo poco fútbol, porque el partido fue malo de unos y otros. Ambos equipos, con bajas y con miedos, firmaron tablas en una primera parte con pocos golpes y muchos fallos. Aprovechó primero el Tenerife el error del Málaga para poner el 1-0. Un Málaga que había salido de inicio especulativo y contemplativo, con mucho toque y poca profundidad. Vamos, como viene siendo habitual. Y el abuso del toque le generó problemas, porque a este equipo es muy fácil defenderlo: cerrándole líneas de pase y a correr. A todo ello hay que unirle el desorden táctico. Jugadores no sólo fuera de su posición natural, sino incluso de su línea habitual. Un galimatías que salvo milagro, jamás saldrá bien.

Y así llegó el primer gol, cuando ni unos ni otros habían hecho demasiados méritos para ello, pero  con la fragilidad defensiva habitual del Málaga. Un robo, una carrera de Waldo que se fue de Bustinza y Enric Gallego que fusiló casi en área chica. El tiro dio en Javi Jiménez y se fue para dentro (17’). El Málaga ya perdía. Y los fantasmas se hacían más grandes.

Lejos de reaccionar, el Málaga se siguió estrellando. Guede comenzó a mover sus jugadores sobre el verde, aunque sin un criterio alguno. Movimientos antinaturales casi a la desesperada. Aún así, respondió con un disparo cruzado de Rubén Castro en una acción aislada (22’). Pero Enric Gallego reapareció con un cabezazo. Por no forzar, no forzó ni faltas el Málaga, que en el 27 sólo una falta en ataque de Escassi era tal bagaje. Lo que habla bastante poco de la intensidad.

Pasaron los minutos y el Málaga, lejos de mejorar, empeoraba. Pero llegó un tiro de Javi Jiménez, el primero a puerta malaguista (40’). Y fue un aviso, porque Gallar marcó dos minutos después. Centro de Juanfran pasado, Villalba que la mete de nuevo en el área de cabeza, mal despeje de Sipcic y Gallar, de volea y desde el punto de penalti, que ponía el empate. El Málaga se marchaba al descanso con empate, pero las sensaciones seguían lejos de ser las que tenían que ser. Una isla en el océano de la desesperación.

Segundo asalto

Salió el Tenerife de vestuarios más directo, con más colmillo. Y comenzó a buscar la portería de Reina. Casi la encuentra en un doble despeje peligroso de N’Diaye (57’), pero fue Bustinza, que vio dos amarillas en cinco minutos, el que se fue a la calle (58’) por una falta en la frontal. El Málaga se quedaba con uno menos con 30 minutos por delante.

Guede movió el banquillo e hizo cuatro cambios de golpe para recomponer el equipo (63’) con Juande, Chavarría, Loren y Genaro por Gallar, Fran Sol, Villalba y Rubén Castro. Pasó entonces a tres centrales Guede. Y Loren tuvo la primera (65’) con un tiro cruzado.

Los minutos pasaban, que era lo mejor para el Málaga. Pero llegó el robo de la noche. Un mal despeje de Genaro, balón en el área que se cruza Juanfran y recibe la patada de Gallego. Pero Caparrós Hernández señaló penalti. Y lo peor no es equivocarse, que puede ser, lo peor es que no hay rectificación de Pérez Pallas desde el VAR. Gallego (76’), desde los once metros, no falló pero es inadmisible que con la tecnología se comentan estos ‘errores’.

Guede quemó su última bala, la de Dani Lorenzo por N’Diaye (83’). Pero el partido ya estaba muy muerto con el Málaga desquiciado y con uno menos sobre el césped. Y el tercero llegó. Un córner mal acabado, una mala defensa y el VAR intentando maquillar si error anterior. Teto (86’) puso la puntilla tras una acción de Appiah con un Málaga ya con los brazos bajados.

Esta derrota, que parecía inevitable viendo las mismas carencias que el Málaga venía mostrando en las cinco jornadas anteriores, llegó con mucho drama, con mucha rabia y con un robo de regalo. Habrá que ver si hay medidas para paliar la crisis.

 

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