Al Real Zaragoza se le quedó grande Anduva. Y no el Mirandés, sino Anduva. El rojillo demostró ser un equipo en construcción: repleto de jugadores jóvenes y con mucho margen de mejora, pero puede que uno de los más flojos de Segunda División. Los de José Alberto López, sin ideas con el balón en los pies.
El conjunto dirigido por Rubén Baraja -sobre todo él- se jugaba la vida. Cierto es que tiene dos partidos menos que la mayoría del resto de los competidores, pero el único punto sumado de los últimos nueve posibles propiciaron que en La Romareda se comenzase ya a hablar de la posible destitución del técnico vallisoletano. Y ahora sigue siendo uno, pero de 12 posibles.
Los blanquillos no solo se marcharon con los bolsillos vacíos, sino que volvieron a mostrarse, tanto en defensa como en ataque, sin seña de identidad. El Zaragoza parece que no sabe a qué debe jugar. Unas veces al contragolpe, otras con un fútbol construido desde atrás y otras a la desesperada. Y el resultado siempre fue el mismo.
El 'Toro' Fernández, gafado de cara a la portería rival. Mandó un gol cantado a las nubes pasada la primera media hora de juego y, al filo del descanso, volvió a perdonar el primer tanto del encuentro con un cabezazo blando y centrado que Raúl Lizoain detuvo con seguridad.
Ni siquiera Cristian Álvarez estuvo a la altura. Moha Ezzarfani probó fortuna con un disparo tras la reanudación que el guardameta argentino repelió por la línea de fondo como pudo. Quiso atraparlo, pero el esférico se le escapó por debajo del cuerpo. Por suerte para él, escasos centímetros lo separaron del gol.
El Zaragoza comenzó a asomarse al balcón del área de Lizoain con asiduidad y entonces Juanjo Narvéz, el mejor de los suyos, mandó un balón a la madera pasada la hora de encuentro. ¿Un resumen de la temporada del equipo maño? El colombiano, el único que parecía que podía firmar el triunfo, se marchó del campo lesionado.
El tiempo fue avanzando en el cronómetro hasta que llegaron los últimos diez minutos del partido, momento en el que el choque se rompió. Y en una fase de ida y vuelta, sin centro del campo y con alternativas en ambas porterías, ninguno de los dos conjuntos logró imponer su juego.
Hasta que en la última jugada del duelo, Moha cabeceó a las mallas un envío lateral de Iván Martín que provocó que Cristian Álvarez -y más de uno por Aragón- entrase en cólera. El Zaragoza volvía a perder... y ya son tres derrotas en cuatro jornadas. Toma aire el Mirandés, que se coloca en la zona cómoda de la tabla.