Los castigos que fijó la Federación Castellanoleonesa al club 'rojipardillo' fueron la expulsión de la competición, la imposibilidad de inscribirse en la temporada 2019-20 y 600 euros de multa por cada incomparecencia.
Además, el Real Burgos sería descendido hasta la categoría más baja, la Primera División Provincial, si se inscribía en la temporada 2020-21 y tenía vetado el ascenso durante las dos siguientes campañas.
El Real Burgos no se enfrentó al Bosco de Arévalo el 9 de septiembre de 2018 ni al San José soriano siete días más tarde. De ahí que la federación sancionara al club presidido por Juan Antonio Gallego.
Según explica el comunicado emitido por el Real Burgos, el TADCYL ha estimado sus recursos, en los que alegaba que no podía militar en Primera División Regional de Aficionados "al existir una medida cautelar de carácter ejecutivo que le obligaba a jugar en Tercera División".
La medida cautelar a la que hace referencia esta SAD consiste en el mantenimiento e inscripción en la Tercera División hasta que la justicia resuelva la impugnación del partido Real Burgos-Arandina de la temporada 2017-18, según figura en el auto del Juzgado de Instrucción número cinco de Valladolid.
En un principio la Federación de Fútbol de Castilla y León accedió a que el Real Burgos estuviera incluido en el Grupo VIII de la Tercera División, siendo uno de los 21 equipos que disputaba la competición, pero la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) excluyó al combinado 'rojipardillo' de la Tercera División ya que consideró que esta competición es de ámbito estatal y que es competencia suya y no regional.